miércoles, 28 de junio de 2017

Homosexualidad en Roma: De la bisexualidad al pecado

Índice:
1.- La homosexualidad en la cultura romana
2.- La evolución de la moral sexual respecto a la homosexualidad
3.- Homosexualidad femenina en la antigüedad clásica
4.- Esclavos sexuales  (en preparación)
5.- Transexuales en Roma (en preparación)


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EVOLUCIÓN DE LA MORAL SEXUAL RESPECTO A LA HOMOSEXUALIDAD

Si en nuestra entrada anterior estudiamos el concepto de homosexualidad existente en la cultura romana, en la entrada de hoy vamos a analizar como ese concepto fue evolucionando a lo largo de los siglos hasta llegar a su total rechazo con el triunfo de la moral sexual cristiana.

A grandes rasgos podemos hablar de 4 grandes fases respecto a la moral sexual, aunque como ya hemos advertido antes, cada provincia romana tendrá sus propias costumbres sobre la homosexualidad, y seguramente dentro de cada una de estas fases hubo épocas de más o menos permisividad, según modas, gobernantes, crisis políticas o económicas, etc...

1.- La virtud romana: Monarquía y República
2.- El triunfo de eros: S II a.C - I d.C
3.- La condena de la pasión: S.II - III d.C.
4.- El nacimiento del pecado: S.IV-V d.C.

Pintura mural pompeyana. Escenas sexuales en el Nilo.


1.- LA VIRTUD ROMANA: MONARQUÍA Y REPÚBLICA.

Bulla etrusca en forma de corazón.
Roma en sus inicios fue un pueblo de pastores y eminentemente agrícola, de costumbres rústicas y una moral sexual bastante severa. Muy alejada de las costumbres más refinadas de las polis griegas e incluso mucho más restrictivos en su moral sexual que los etruscos, pueblo del que proviene gran parte de su cultura.

En este época, la visión de la homosexualidad tuvo que ser bastante severa, aunque se pudiese aceptar que el pater familias tomase a algún joven esclavo para satisfacer alguna necesidad sexual, como bien nos señala Plutarco, cuando responde a la pregunta: ¿Por qué adornan a los niños con los amuletos que llaman "bullas"?

[...] ¿o no era deshonroso ni vergonzoso entre los antiguos amar a esclavos que estuvieran en la flor de su edad, como aún ahora atestiguan las comedias, mientras que se apartaban rigurosamente de muchachos libres y, para que no dudaran, aun cuando se los encontrasen desnudos, los jóvenes llevaban este distintivo?
- Plutarco, Cuestiones romanas, 101.

Pero si algo nos llama la atención sobre esta época fue la conocida como LEX SCANTINIA, la primera ley que conocemos del mundo romano que intentaba regular las conductas sexuales, aunque no está claro cuando fue promulgada, parece ser que nos movemos en un arco temporal entre el 225 a.C. y el 149 a.C.

A pesar de no conocerse exactamente el texto de ley, parece que regulaba ciertas formas de sexualidad, castigando cualquier forma de sexo con muchachos romanos libres y aquellos casos en los que un ciudadano ejercía un papel pasivo en prácticas homosexuales, ya fuese sexo anal o la felación.



Otro tipo de sanción diferente era forzar a cualquier tipo de sometimiento contra su voluntad a cualquier ciudadano romano, fuese cual fuese su condición.

El mejor ejemplo de esta ley nos lo da Valerio Máximo (V,1,9) quién nos relata que durante las guerras samnitas (343 - 290 a.C), un joven ciudadano romano llamado Veturio tuvo que venderse a sí mismo como esclavo para pagar algunas deudas. Su comprador fue un tal Plotio que enamorado de su nueva adquisición no dudó en intentar tomarlo. Al negarse el joven Veturio a satisfacer las necesidades de su amo, Plotio lo hizo azotar. Así que Veturio llevó el caso al Senado que no dudó en encarcelar a Plotio por intentar corromper la pureza de la sangre romana.

Pintura erótica pompeyana.
Termas suburbanas. Escena Lésbica.
Las penas podían variar desde una multa hasta la pena de muerte, según los casos, ya vimos, en el anterior post, como las denuncias de sodomía dentro del ejército eran castigadas de forma mucho más severa. Aunque parece que la sanciones en el ámbito civil eran fundamentalmente económicas, pudiendo llegar hasta los 10.000 sestercios.

Pero seguramente peor condena que la económica era el estigma social que recaía sobre esa persona, ganándose el apelativo de impudicus, haciéndose acreedor del desprecio más absoluto, ganándose el rechazo y la discriminación de los de su clase. Por lo que en una sociedad tan clientelista como la romana eso podía suponer la ruina de tus negocios, de tu carrera política y de algo tan importante como el prestigio de tu familia.

En resumen, dos cosas llaman la atención de esta ley:
- Primero, no hay regulación contra las formas activas de homosexualidad hacia personas de rango social inferior, por lo que se sobrentiende que estaban permitidas.
- Segundo: el hecho que haya que regular este tipo de comportamientos puede ser una señal de que, las relaciones homosexuales eran más habituales de lo que podemos pensar y de que el (mal)llamado "vicio griego" (sexo con jóvenes adolescentes libres) empezaba a ser una práctica habitual en la sociedad romana, por lo que se vieron forzados a promulgar este tipo de leyes para frenar su extensión.

En los baños romanos. Fyodor Bronnikov

Por último, si nos fijamos en las fechas de estos casos, y como bien se señala en 'Eros romano': "La atracción por los jóvenes siempre había atormentado a los romanos, incluso antes del siglo II y de la influencia griega, por más que les pese a algunos historiadores. Al contrario que la mujer, el hombre había tenido, desde un principio, libertad para satisfacer sus apetencias sexuales, independientemente del sexo, a condición de conformarse con los esclavos".

Es decir, la bisexualidad romana NO fue importada por influencias orientales ni griegas, siempre estuvo ahí presente. Otro argumento a favor de esta teoría nos lo trae el gran comediógrafo latino Plauto (254 - 184 a.C), ya que en sus comedias aparecen esclavos (y no sólo de edad púber) que son amenazados en ser sodomizados por sus amos. Además, también menciona como existe ya la prostitución masculina, relatando como los prostitutos esperaban a sus clientes en plena vía Toscana.


Como conclusión podemos deducir que casos de impudicia existieron siempre. Los anteriores a la Lex Scantinia se juzgarían como casos aislados. Pero la existencia de esta ley nos hablaría de la necesidad de promulgar sobre unos hechos que empezaban a ser algo más que simples casos aislados.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que antes de la II Guerra Púnica (218 a.C) la presencia de esclavos en Roma era bastante escasa y estos eran utilizados sobre todo en labores agrícolas, por lo que se puede deducir que, aunque en esta primera etapa, la homosexualidad activa estaba integrada dentro de la moral sexual romana no fue un fenómeno muy extendido.

Habrá que esperar a que Roma de su gran salto imperialista para que la presencia de esclavos en la sociedad romana fuese cada vez más alta, y es a partir de este momento, cuando se puede decir que la bisexualidad se convierte en un rasgo típico de la sociedad romana.




2.- EL TRIUNFO DE EROS: Finales de la República y primeros siglos del Imperio.

A medida que Roma iba expandiéndose y conquistando a los pueblos vecinos su moral sexual se fue relajando, más y más, especialmente después de imponerse a su más temible enemigo, Cartago. Su posición hegemónica sobre el Mediterráneo trajo consigo riquezas, prosperidad y nuevas costumbres, especialmente por el influjo y admiración que siempre tuvo Roma del mundo griego.

Se puede decir que entre finales de la República y primeros siglos del Imperio, la sociedad romana se erotizó, la prosperidad, el comercio, trajo consigo un estilo de vida refinado, lujoso, se cantaba a la vida, al amor, las mujeres abandonaron su antiguo papel de sumisas amas de casa y tomaron mucha relevancia en la sociedad, se produjo una cierta liberalización de la mujer, también de las costumbres. Lo que antaño se hacía en el interior del hogar, ahora se hacía públicamente.

La lujuria, el desenfreno, la pasión, la perversión, la corrupción de las viejas costumbres, se había instalado en el seno de la sociedad romana.


La decadencia romana, Thomas Couture

Y esto era según muchos escritores el origen de la crisis romana, las primeras grietas sobre ese gran edificio que fue el Imperio Romano.

Como bien señala Blázquez "con la expansión romana el llamado vicio griego se extendió por toda la sociedad romana. La homosexualidad de tipo griego se generalizó en Roma ya en la época de Catulo. Se extendió la costumbre del muchacho favorito, o la pandilla de jóvenes esclavos. Se planteó el problema de tener jóvenes libres o de buenas familias, y de convertir los gimnasios en escuelas de aprendizaje amoroso. En la realidad, el amor a los muchachos nobles estuvo tan extendido como en Grecia. La homosexualidad era muy frecuente en las escuelas en época de Horacio. Estaba admitida. Lo que estaba mal visto era la posibilidad en el acto amoroso de los muchachos libres. Los padres se informaban de en qué gimnasio los hijos libres corrían más peligro. El amor a la griega no era un resultado de la helenización de Roma. En Roma, el amor a los muchachos no fue un problema sexual, sino ético."

Relieve romano. Pedagogo y sus alumanos. S. III a.C.

Un cambio de la moral influenciado por el éxito del pensamiento epicúreo, una visión de la vida hedonista, en una búsqueda constante del placer.


Pero, poco a poco, el aburrimiento fue invadiendo invadido el alma romana, este cambio de paradigma había sumida a los ciudadanos romanos en una vida regalada, lujosa, pero sin ningún tipo de aspiración vital. La religión oficial no ofrecía una respuesta capaz de paliar esa angustia vital. Si lo comparamos, se vive una situación similar a la que ya relatamos en este post sobre el Japón de época Edo, donde una burguesía y una clase media adinerada, sin posibilidad de participar en la política, se refugió en el mundo del placer, en los llamados mundos flotantes.
Busto de César Augusto.

Dentro de este contexto, no nos puede extrañar que Augusto promulgase toda una serie de leyes, las famosas "LEX IULIAS", para intentetar recuperar los tradicionales valores de la familia romana, especialmente preocupado por la baja natalidad dentro de las familias romanas y la preeminencia de esclavos y libertos en la sociedad.

Por todo ello, promulgó una serie de leyes (sin mucho éxito) que buscaban fomentar el matrimonio (Lex Iulia de Maritandis Ordinibus), y regular la moral sexual de sus ciudadanos (Lex Iulia de Adulteriis Coercendis), castigando el adulterio, el estupro y dificultando el divorcio.

Aunque no parece que estas leyes afectasen directamente a la homosexualidad, ya que la bisexualidad no afectaba directamente a la natalidad, ni era vista como una práctica vergonzante en esa época.

La homosexualidad en esta época no era contraria a la moral.


Por lo que nada mejor que citar a Horacio, que encarna todos estos valores de la nueva Roma, hijo de un liberto, educado en las corrientes filosóficas epicúreas y coetáneo de Augusto cantaba en uno de sus poemas:

"Ya no me gusta, como antes, escribir pequeños versos sobre el violento golpe que me asestó el Amor, el Amor que se ensaña consumiéndome sobre todo por los muchachos de cuerpos delicados y por las jovencitas"
- Horacio, Epodos, X

Pero si traemos a colación estas leyes augusteas sobre la moral sexual es por dos motivos:
- Primero, y muy importante, casi revolucionario, estas leyes venían a sancionar públicamente relaciones interpersonales que hasta ahora se resolvían en la intimidad del hogar. Es decir, el Estado, el derecho público, tenía capacidad para entrometerse en la vida privada de sus súbditos, por lo que no nos puede extrañar el fuerte rechazo que provocaron estas leyes.
- Segundo, todo este corpus jurídico fue acompañado de una campaña de adoctrinamiento que vino a reforzar el pensamiento estoico. Por lo que, progresivamente, gran parte de la sociedad romana, fue asimilando gran parte de los principios morales que pregonaba esta doctrina.

Mosaico romano.



3.- LA CONDENA DE LA PASIÓN: EL ESTOICISMO.

Y así llegamos a esa tercera fase, que se mueve alrededor del siglo II d.C., con la búsqueda de la regeneración moral de la sociedad romana, impulsada especialmente desde un movimiento filosófico, el estoicismo. Con la llegada de las crisis parece que la solución siempre suele ser la misma, aludir a los valores fundamentales de la antigua patria... y eso hicieron los romanos. Un buen número de filósofos, intelectuales e incluso emperadores, no dudaron en intentar reconducir a la sociedad romana bajo unos nuevos valores morales y sexuales.

*Cambios políticos, morales...
 
Estos cambios morales vinieron de la mano de un importante cambio político e incluso mental se podría decir, ahora Roma ya no era una república entre iguales, el pater familias no era ya un poderoso señor dueño de sí mismo, libre de someter a su autoridad (y a su sexualidad) a cualquier persona de un rango social inferior. 

Bajo el Imperio, esos antiguos y poderosos señores estaban al servicio del emperador, esa mentalidad que había caracterizado a los romanos, la de poseer, dominar, la de conquistar... se había diluido, lo que antiguamente era orgullosos linajes familiares, ahora se habían transformado en simples funcionarios de un aparato burocrático al servicio del Imperio.

Boda Aldobrandini. Siglo I a.C. Roma. Museos Vaticanos

Con las primeras crisis del Imperio nacía un nuevo hombre romano, y con él una nueva moral sexual, estaba perdido y necesitaba encontrarse a sí mismo, este nuevo hombre necesitaba aferrarse a algo nuevo, y encontró su respuesta, en la revisión de las antiguas corrientes filosóficas (neoplatonismo, neopitagorismo, estoicismo, escepticismo) y las respuestas que le ofrecían las nuevas religiones mistéricas. 

Los esclavos, ya no eran simples objetos, también eran personas; la mujer ya no debía obediencia ciega a su marido, ahora era un igual; el matrimonio ya no era un simple acuerdo económico, estaba naciendo el mito del amor conyugal; nuestra actual idea de lo que es el matrimonio, por lo que la infidelidad conyugal por parte del marido ya no era vista como algo aceptable, tampoco la homosexualidad.


... y sexuales.

Todo esto se traslada al campo de la moral sexual. En los períodos anteriores cada clase social estaba sujeta a su propia moral sexual. En este nuevo período, estoicos, primero; y cristianos, después, pregonarán que la moral sexual tiene que ser igual para todos, ya seas esclavo, liberto o ciudadano romano. Pero extendiendo la moral sexual restrictiva que imperaba en las clases bajas o populares a las clases dirigentes romanas.

La prudencia y la moderación son los valores máximos que han de gobernar la vida, la casa y la sexualidad de este nuevo hombre. La abstinencia sexual fue puesta en valor por esta nueva moral, apoyada en comentarios de médicos y filósofos. Todo ello les encaminará a ensalzar la monogamia, la fidelidad, cambiando la forma de entender el sexo y el placer.

 Escena de matrimonio. Casa de la Farnesina. 21 a.C. Roma. Museo de las Termas

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*Para todos aquellos que quieran profundizar en estos cambios transcendentales en la moral de la sociedad romana, en los siguientes post hablamos de ellos desde diferentes perspectivas:
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Con bien resumen E.Cantarella en su libro 'Según natura: la bisexualidad en el mundo antiguo':
[...] la moral sexual romana se había transformado de una bisexualidad de estupro en una heterosexualidad de reproducción. La sexualidad tardo-pagana, en otros términos, tendía a limitarse a las relaciones matrimoniales. La castidad (fuera del matrimonio) se había convertido en una virtud. Los matrimonios se multiplicaban. Las relaciones matrimoniales habían cambiado: los esposos debían amarse. Había nacido, en suma, la "moral de pareja".

Este discurso, que después será aprovechado por el cristianismo, se ve muy bien reflejado la obra de Apuleyo 'De Platonae', ya que distingue varios grados de amor: el amor de las almas sombrías que "son movidas por el deseo de gozar de unos cuerpos y aplacar su ardor a través de la voluptuosidad", y el amor de las albas buenas que ayuda "a la gente de bien a ser mejores y más eminentes". Uno es el amor terrenal, indigno, sucio; el otro es el amor divino, promovido por la razón.

¿Os va sonando a algo este discurso? El estoicismo irá abriendo camino a muchos de los dogmas cristianos: la lucha entre la carne y el espíritu, la condena a la pasión, la exaltación de la virtud, de la templanza, de la continencia sexual, incluso la condena al placer sexual

Así, de manera progresiva se irá instaurando una censura moral contra la homosexualidad. Un buen ejemplo de ello son los astrólogos de época bajoimperial, como Manilio o Fírmico, cuya visión de la homosexualidad empieza a ser bastante negativa:

"Si esta conjunción se produce en los signos trópicos, entonces toda la impureza de la impudicia se desarrolla en el cuerpo afeminado de los hombres experimentando los ardores de la sensualidad femenina, mientras en el naufragio de su honor y de su renombre, se ven manchados por una impureza deshonrosa".
- Fírmico, Libro VI. 
 
Mosaico romano con motivos astrológicos. S.III d.C.


4.- La condena a la homosexualidad: el cristianismo

Como vemos el cristianismo se apropió del discurso pagano para difundir con mayor facilidad su fe, además el gran acierto del cristianismo es que supo llegar a todos los sectores de la sociedad, desde los más humildes a los grandes emperadores.

No hace falta decir que impuso desde el principio una moral sexual estricta y exigente, condenando toda actividad sexual fuera del matrimonio, y sólo permitida bajo fines reproductivos. Por lo que la homosexualidad fue considerada muy pronto como uno de los mayores pecados.


"Sus mujeres han cambiado las relaciones naturales por unas relaciones contra natura. Y los hombres, abandonando las relaciones naturales con la mujer, se consumieron en pasiones los unos por los otros, hombres que hacen con otros hombres cosas infames, recibiendo en sí mismos el pago que cumple su extravío"
- Pablo, Epístolas a los romanos.

En cuanto a la homosexualidad, aunque antes del siglo IV d.C., no hubo ninguna disposición específica sobre ella, todo parece indicar que su práctica se fue castigando con más severidad con el paso de los años.

Mosaico de Justiniano.
Basílica de San Vital (Rávena)
Filipo el Árabe, en el siglo III intentó prohibir la prostitución masculina sin mucho éxito. Más tarde, los hijos de Constantino parece ser que promulgaron leyes que castigaban la homosexualidad pasiva con la castración. Con Teodosio I (390 d.C.) se condenaba a los prostitutos masculinos a expiar en las llamas la gravedad de sus pecados. Teodosio II hizo extensible este castigo a todos los homosexuales pasivos, fuesen prostitutos o no. Hasta llegar a Justiniano, quien en el año 533 d.C., legisla oficialmente la pena de muerte a todos los homosexuales, ya fuesen activos o pasivos, ya que no sólo ofendía a los hombres sino también a Dios.

Como señala Jean-Noel Robert en su magnífico "Eros romano": "Por vez primera la homosexualidad estaba claramente presente en un texto constitucional como un crimen contrario a la religión, que ofendía a Dios".

La Iglesia dividió la moral entre lo puro y lo impuro, y todo aquello que era considerado impuro caía en una prohibición radical, y no sólo condenaba a los pecadores a una eternidad en el infierno, sino que según iban acaparando el poder, fueron imponiendo sus creencias bajo el peso implacable de la ley.

El cristianismo condenó a los hombres, durante miles de años, a reprimir su sexualidad, otorgándole una visión negativa a su cuerpo, a su sexualidad, a su placer, a sus sentimientos. 






BIBLIOGRAFÍA

ÁNGELA, ALBERTO; “Amor y sexo en la Antigua Roma”. La esfera de los libros. Madrid, 2015.

BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J.M.; El mundo amoroso de Catulo y de la Roma de finales de la República, Gerión, 2007, Vol. Extra 277-310.


CANTARELLA, E.; Según natura: la bisexualidad en el mundo antiguo, Madrid, 1991.

GRIMAL, P.; El amor en la antigua Roma, Ed.Planeta 

MARCIAL, Epigramas Eróticos,Aldebarán, 2000.

VEYNE, P.; La Homosexualidad en Roma, en: Sexualidades Occidentales, Ph. Ariès, A. Béjin, M. Foucault y otros. Editorial Paidós, Buenos Aires, Argentina, 1987, pp. 51 – 64

MACÍAS VILLALOBOS, C.; La homosexualidad y las conductas sexuales pervertidas desde la perspectiva de la astrología antigua,  Minerva: Revista de filología clásica, Nº 19, 2006, págs. 215-246


viernes, 23 de junio de 2017

Homosexualidad en la Antigua Roma

Índice:
1.- La homosexualidad en la cultura romana
2.- La evolución de la moral sexual respecto a la homosexualidad
3.- Homosexualidad femenina en la antigüedad clásica
4.- Esclavos sexuales  (en preparación)
5.- Transexuales en Roma (en preparación)

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Uno de los principales problemas al hablar de homosexualidad en la Roma Antigua es que solemos trasladar nuestros conceptos contemporáneos hacia el pasado... y ¡eso es un error! Ya que nosotros entendemos homosexualidad masculina, como el amor mutuo entre dos personas del mismo sexo; y por regla general, cuando hablamos de homosexualidad en tiempos de los romanos no estamos hablando de sentimientos de amor y afecto, y si me apuran, ni siquiera hablamos de dos personas, ya que normalmente este tipo de relaciones homosexuales se daban entre un amo, un ciudadano romano libre, y un esclavo, un ser que no llegaba ni a la condición de persona, sino de objeto.

Además, como ya hemos explicado en otros post, la sexualidad romana era un claro reflejo de su concepto de poder, el hombre romano, el pater familias, era un hombre que poseía, que dominaba, por ello su obligación en el sexo era tomar un papel activo, por lo que el sexo no era una cuestión de placer ni mucho menos de amor. Se sodomizaba a esclavos, prisioneros, libertos o extranjeros, nunca a otros ciudadanos romanos. Es decir, la homosexualidad en Roma no era una simple cuestión de placer, sino que escondía un importante papel cultural y político.


Es por ello, que el otro gran error histórico es asimilar el concepto de homosexualidad griega y romana, mientras en Grecia la pederastia educativa o militar estaba aceptada socialmente en un buen número de polis, la moral romana era bastante severa con este tipo de prácticas, al menos como veremos, con sus jóvenes libres...

Pintura erótica pompeyana.
Una de las pocas representaciones donde aparecen dos hombres fornicando.

Por último, añadir que en este primer post vamos a intentar acercarnos al concepto de homosexualidad existente en la cultura romana. Es preciso señalar que este concepto no es extensible a toda su cultura y regiones, basta con recordar que su cultura se extiende durante un período de casi mil años y por regiones muy dispares culturalmente, por lo que en un segundo post  analizaremos cómo fue evolucionando el concepto de homosexualidad a lo largo del tiempo...


UN MUNDO BISEXUAL

Lo primero que hay que recordar a nuestros lectores es que nos encontramos ante una cultura abiertamente bisexual. 

La bisexualidad estaba muy presente en el mundo grecorromano. Algunos de sus grandes dioses eran bisexuales, como Zeus cuando raptó a Ganimedes o el fiero Hércules y su compañero de armas Hilas; algunos de los grandes héroes de sus historias también eran bisexuales, como Pelópidas y Epanimónidas, por lo que no nos debe extrañar que grandes figuras históricas fuesen abiertamente bisexuales: Sócrates, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno, César, Tiberio, Calígula, Nerón, Trajano, Adriano o Heliogábalo son algunos de estos grandes nombres de la historia de clara orientación bisexual.

Crátera de figuras rojas con la representación del mito de Zeus y Ganimedes.

Esto mismo nos cuenta Marcial en un epigrama cuando su mujer le pilla in fraganti con el esclavo de la casa:

"Me colmas de reproches, mujer, porque me has sorprendido con mi tierno esclavo, y como último argumento, me dices que también tienes posaderas. ¡Cuántas veces dijo otro tanto Juno al lascivo (Júpiter) Tonante! Éste, sin embargo, se acuesta aún con su grácil y delicioso Ganimedes. El héroe de Tirinto soltaba el arco para entendérselas con el bellísimo Hilas; ¿y crees, quizá, que no tenía trasero Mégara? La fuga de la hermosa Dafne desesperaba a Apolo; no obstante, el pastor de la Ebalia supo bien pronto consolarlo. Briseida brindaba su virginal trasero a Aquiles; éste prefería los favores de un jovencito. Cesa, pues, de aplicar nombres masculinos a la parte posterior de tu cuerpo y no olvides que, tanto por detrás como por delante, no eres más que mujer".
- Marcial, Epigramas, (Lib.XI, ep. 43)

Y si la realidad de una sociedad hay que buscarla entre sus poetas, la naturalidad con la que hablan de la homosexualidad y/o bisexualidad es un claro reflejo de lo extendida que estaba en la sociedad: Catulo, en sus poemas se declara abiertamente bisexual, sus bellos poemas de amor a Lesbia, no le impiden cantar al amor de un muchacho joven; Crisipo enseñaba a los sabios el arte de amar a los efebos; Marcial, con toda su ironía y mala leche vertida en sus Epigramas, no dudó en defender el amor hacia los jóvenes efebos; Petronio y su Satiricón son una muestra más de la corrupción de costumbres en la que se había sumergido la sociedad romana.

Sus más alta plumas, como Ovidio y Séneca hablan de la homosexualidad con toda normalidad. Hasta el respetable Catón aceptaba la homosexualidad, su principal queja era los altos precios que se pagaban por satisfacer esos vicios al comprar bellos esclavos griegos u orientales a precios muy elevados.

La homosexualidad se aceptaba con naturalidad, siempre que se respetasen sus reglas y excepciones.


Y esa parece ser una de las principales quejas de estos censores, el vicio donde la sociedad romana había caído, y no por el hecho de acostarse con un muchacho, sino más bien por la vida regalada y lujuriosa a la que muchos hombres se entregaban sin ningún freno, un estilo de vida lujoso y excesivo, muy alejado de los valores, tan proclamados de la Antigua República, como la austeridad y la templanza.

El retrato que nos hacen estos escritores es que vivíamos en un mundo abiertamente bisexual, y aunque muchos de ellos eran críticos con la extensión de estos "vicios", parece innegable afirmar que tanto la homosexualidad como la bisexualidad estuvieron enormemente extendidas en muchas provincias romanas. Y por ello, nos preguntamos...

¿Qué es ser homosexual en un mundo bisexual?

Y es que en un mundo abiertamente bisexual es difícil definir la homosexualidad en nuestros términos modernos, ¡claro que habría hombres que sólo sintiesen atracción por otros hombres! Pero recordamos que la obligación de cualquier ciudadano romano era casarse y aportar hijos a su ciudad, además, el matrimonio no era una cuestión de amor, sino una cuestión de negocios, entonces ¿por qué no casarse y aumentar la dote familiar? 

¿por qué arriesgarse en caer en habladurías e infamias si una vez casado aún podías disfrutar en la intimidad de tu hogar de tu favorito?


De nuevo Marcial nos brinda un excelente retrato en esta cuestión...

Eras rico en otro tiempo, pero entonces fuiste pederasta y no conociste ni una sola mujer en mucho tiempo. Ahora vas detrás de las viejas. ¡A cuánto obliga la indigencia! Ella hace de ti, Caridemo, un follador.
- Marcial, Epigramas.

Por todo ello es difícil encontrar el caso de ciudadanos romanos que tuviesen una vida de pareja estable entre ellos,  ¿para qué caer en ese estigma social? si podías convivir con tu esclavo toda una vida... o acaso no fue eso lo que pasó entre el gran emperador Adriano y su joven (y extranjero) amante Antínoo. Un romance que se inició en un viaje a Asia menor del emperador y desde entonces y hasta la muerte de Antínoo fueron compañeros inseparables.

Bustos del emperador Adriano y su amante Antínoo. British Museum.



HOMOSEXUALIDAD PEDERÁSTICA

Este es otro de esos asuntos polémicos entorno a la concepción de la homosexualidad en la antigüedad, principalmente porque comparamos nuestro concepto actual de pederastia con el desarrollado en la cultura greco-latina.

Y es que en la antigüedad la más bella edad era considerada la adolescencia masculina, por lo que la mayor parte de relaciones homoeróticas se daban entre un ciudadano libre y un adolescente de condición social inferior. Son muchos los poetas que cantan a la belleza de estos efebos, o se lamentan porque su amante empieza a mostrar signos de madurez y hombría.

"Joven Hilo, ¿por qué me niegas hoy lo que ayer me otorgabas?, ¿por qué tanta crueldad después de tanto amor y dulzura? más ¡ay! tienes razón: tu barba, tus años, tus pelos, nos impiden resucitar lo pasado. ¡Oh tú, noche malévola, que trocado en un viejo el suavísimo doncel de otros días, cuán triste y larga eres! El tiempo, Hilo, se burla de mi afán. Tú que ayer fuiste un niño, dime ¿por qué eres hombre hoy?"
- Marcial, Epigramas (Lib. IV, Ep. 7)


Uno los símbolos más destacados del paso de la adolescencia a la edad adulta es el pelo, ya que cuando un adolescente alcanzaba la edad adulta solía cortarse el pelo y perder esas largas melenas que tanta gustaban a sus amantes.

Pero, al mismo tiempo, era considerado una grave afrenta si se mostraban preferencias por muchachos demasiados jóvenes, por lo que había una franja de edad bastante imprecisa que marca los límites permitidos de las relaciones homoeróticas.

Por contra, también eran motivo de burla aquellos hombres a los que les gustaban los culos velludos, es decir, aquellos hombres que se sentían atraídos por hombres una vez superado este umbral de la adolescencia. También resulta sorprendente a nuestros ojos, que en este tipo de relaciones pederásticas tuviesen unas pautas tan marcadas, por lo que sólo están permitidas ciertas actividades sexuales, mientras que otras prácticas, como la masturbación de los efebos, también eran duramente censurables.


CONTRA UN PEDERASTA MASTURBADOR


"Que tus rudas caricias profanen el blanco y delicado rostro de Galeso y que te acuestes con un Gamínedes desnudo, es ya demasiado, al decir de la gente. Limítate, pues, a desflorar a los efebos y deja de excitarlos con tu mano perversa, que, originándoles una pubertad prematura, les haces más daño que las acometidas de tu pene.  De ahí ese olor ese olor de las axilas, esos pelos precoces, esa barba que, en los tiernos muchachos, contemplan con asombro las madres; de ahí, en suma, nuestro escaso placer de verlos desnudos en los baños. La Naturaleza dio a los machos dos partes: una para el servicio de la mujer, otra para el del hombre; conténtate con esta última".
-Marcial, Epigramas, Lib.XI, Ep.22

Por último, apuntar que los versos de estos poetas también dan a entender que cuando un joven romano contraía matrimonio se suponía que debía de abandonar sus relaciones homoeróticos con sus favoritos. Incluso sabemos de la existencia de contratos matrimoniales donde el futuro esposo se comprometía a no tener ni concubina ni favorito.

Como ejemplo escogemos este epigrama de Catulo, donde se burla de la desgracia de un esclavo que al casarse su amo pierde su condición de "favorito", por lo que se le cortan sus cabellos, ya que nunca más tendrá sexo con su antiguo amo.

Eros y Sileno.
"No calle más la procaz burla de los fesceninos, 
ni niegue a los niños nueces el esclavo favorito,
cuando sepa que ha perdido el amor de su señor.
Dales nueces a los niños, inservible favorito.
Bastante tiempo jugaste con las nueces. 
Te conviene ahora servir a Talasio*. (*Dios del matrimonio)
Favorito, dales nueces.
Las rústicas (las campesinas) te asqueaban  favorito, ayer y hoy.
Ahora rapándote está la cabeza el peluquero.
Desdichado, ay, desdichado. Favorito, dales nueces.
Cuentan que de mala gana tú, marido perfumado,
renuncias a tus lampiños amigos. Pero renuncia.
Io, Himeneo, Himen, io, Himen, Himeneo."
- Catulo


También Marcial en otro Epigrama aconseja a un tal Víctor abandonar los amoríos con su favorito, ya que está a punto de casarse, por lo que le aconseja ir a un prostíbulo para aprender como debe mantener relaciones con una mujer...

"Iníciate en las delicias del tálamo, iníciate, Víctor: aprenda tu pene la dulce función que aún ignora. Ya ha empezado a tejerse el flámeo (velo de la esposa) de tu prometida; instrúyese ésta en todos sus nuevos deberes, y bien pronto sus virginales manos cortarán los cabellos de tus esclavitos. Cuando empieces a desflorarla, espantada de tu abultado príapo, apretará las piernas; tu dardo entonces resbalará hacia abajo y amenazará su trasero; pero su madre y su nodriza, providas salvarán a la cuitada gritándote: ¡Que es una mujer, cielos! ¡Que no es un muchacho!  ¡Ay, qué de sofocones y qué de sudores te costará si un coño es para ti una cosa exótica! Confíate, muchacho, a las lecciones de alguna profesional de la Subura, y que ella te enseñe a ser hombre: una virgen no es maestra en tal arte."
- Marcial, Epigramas, Lib. XI, Ep.78

Por todo ello, no nos puede extrañar que Augusto se viese obligado a promulgar leyes que sancionaban a los solteros, bajo el pretexto de la corrupción moral y de costumbres de la vieja aristocracia romana.

PLACER SIN PASIÓN

Este es uno de los ejes fundamentales para comprender la homosexualidad en Roma, el hombre libre activo podía tener relaciones con un esclavo o con un prostituto, con el fin de obtener un placer tranquilo, opuesto a la pasión. Se pensaba que en este tipo de relaciones tranquilizaba al espíritu, ya que no había cabida para los arrebatos amorosos o la pasión, que hacía perder la cabeza a los hombres.

Además, mediante este acto también imponía su autoridad, por lo que no sólo era una cuestión de placer, sino que en muchos casos la sodomía podía ser un castigo o una muestra más del poder del señor frente a sus esclavos y libertos.

La pasión amorosa sólo debía darse entre hombres y mujeres, y aun así caer bajo la pasión era un signo de debilidad, de falta de autocontrol. Bajo esta mirada no nos debe extrañar que Propercio (II,4) dijese: "Deseo que mis enemigos amen a las mujeres y mis amigos a los jóvenes", añadiendo "la pederastia es el río apacible y sin zozobra: ¿qué mal temer de tan reducido espacio?"

Por ello cuando un ciudadano cae rendido a la pasión hacia un joven y bello muchacho, y su voluntad pasa a ser dominada por este violento deseo, esa relación se torna condenable. Del mismo modo que es condenable, que un esclavo, sabedor de la pasión que un ciudadano romano siente hacia él, se aproveche de esa situación para sacarle suntuosos regalos.



BANQUETE ROMANO

Los mejores testimonios sobre la existencia de relaciones homosexuales de carácter afectivo entre amo y siervo nos lo ofrecen varios autores en su descripción de los banquetes romanos. Recordar la importante función social que tuvo el banquete para la aristocracia romana, siendo el lugar por excelencia para dar rienda suelta a su diversión y a su placer, aunque siempre manteniendo unas ciertas normas de decoro.

Es en este espacio donde se cultiva ese erotismo hacia lo masculino, donde se mezclan comida, bebida, música, poesía y erotismo. Y donde la figura del puer delicatus, del favorito, alcanza gran protagonismo, no sólo como escanciador de vino o como acompañante en el banquete, sino a veces también como un juguete sexual.

Mosaico romano depositado en el Castillo de Boudry (cantón de Neuchatel, Suiza)

Son innumerables los testimonios de autores clásicos que nos hablan de modo, más o menos velado, de la clara relación de complicidad sexual y afectiva que se daban entre los señores y sus favoritos en estos banquetes, ocupando por ello un lugar privilegiado, siempre cercano a su amante. Y aquí radica la importancia del mito del rapto de Ganimedes por Zeus, ya que es raptado por Zeus y es llevado al Olimpo para ocupar la posición de escanciero, con la aprobación de todos los dioses (menos Hera), por la belleza del joven efebo.

No nos debe extrañar, pues, la gran cantidad de testimonios que tenemos sobre este tipo de relaciones: Plinio nos explica como a Nerva le gustaba de cenar con su liberto Veiento reclinado en su pecho, o con esclavos favoritos recostados junto a sus dueños, como hizo el liberto Zoilo, o Trimalción con su joven Creso.

Estas muestras de amor son una clara representación de la existencia de relaciones afectivas sólidas, que rompían con todos los convencionalismos de la muy clasista sociedad romana. La única posición permitida socialmente a un esclavo era delante de los lechos, escanciando vino, ¡no recostado junto a su señor! Ya que era considerado como un exhibicionismo irrespetuoso y obsceno de los gustos homoeróticos del señor. Se podía aceptar este tipo de relaciones, pero nunca exhibirse públicamente en un banquete.

¡Oh, tú, encanto de mis ocios, prenda de mi alma, Telesforo dulcísimo! Con tu adorada boca - que me ha prodigado caricias supremas, desconocidas, sutiles-, con tu boca divina, perfumada por el viejo Falerno, bésame niño, bésame sin cesar, y pásame la copa cuando la desfloren tus labios. Si, después de esto, me concedes los verdaderos goces del amor, no me cambiaré por Júpiter cuando acariciaba a Ganimedes.
- Marcial, Epigramas, Lib. XI, Ep.26.

Incluso al propio Augusto, según nos relata Suetonio (Aug. 83,2), le gustaba rodearse de bellos efebos de origen oriental en sus banquetes.


Copero sirviendo vino en  un fresco de Pompeya.



SER GAY EN ROMA

Todo este panorama que hemos planteado no significa que la homosexualidad estuviese públicamente bien vista y aceptada, una cosa es lo que tu hagas en la intimidad de tu hogar, con recato y sobriedad, y otra muy distinta hacer alarde públicamente de tus preferencias sexuales, especialmente si había rumores sobre tu gusto excesivo por los hombres o por tu actitud pasiva en el sexo.

Entonces, ¿se podía ser abiertamente homosexual en Roma? Sí y no. Como bien apunta Paul Veyne en su ensayo sobre la homosexualidad ¿se puede ser infiel abiertamente en nuestra sociedad? o ¿se puede predicar a los cuatro vientos que eres swinger? En la Antigua Roma también existían uniones ilegítimas, pero moralmente admitidas. Lo importante es que las personas implicadas sean discretas, el resto del mundo, aun sabiéndolo aparentará ignorarlo; los menos los poetas, los únicos con licencia para hablar de ello sin ningún tipo de censura.


Mosaico con Baco ebrio, Museo Romano-Germánico de Colonia

Y es que es sorprendente como cambia la visión de estos autores cuando hablan de homosexualidad pasiva, sólo hay que leer las duras palabras que emplea Marcial contra Papilo:

"Pecando contra natura, te complaces, Papilo, en ser el paciente, y enseguida lloras las consecuencias. ¿Por qué, satisfechas ya tu ansias, muestras tanto pesar? ¿Te arrepientes de tu goce impuro o deploras su fugaz duración?"
- Marcial, Epigramas (Libro IV, Ep.48)

Por lo que no nos debe extrañar que uno de los insultos más típicos que podías escuchar en las calles de cualquier ciudad romana es algo similar a nuestro castizo y rancio "maricón", traducido al latín como "pedico", "irrumo" o "catamita", insultos que hacían referencia, no al hecho de tu atracción hacia los hombres, sino de ser pasivo en cuestiones de sexo homosexual.

"Mucho hombre eres tú, Nasón. Más ponle
que el que a tu lado baja, mucho hombre
no es. Así Nasón, en conclusión,
digamos que eres mucho maricón."
- Catulo

Por otro lado, el ser "afeminado" o como decimos en España "tener pluma" también era motivo de burla en el mundo romano, como vemos el mundo tampoco ha cambiado tanto en estos 2000 años.

Ese fatuo, a quien se ve noche y día en las literas de las mujeres, conocido en toda la ciudad por sus perfumes, por su brillante púrpura, por sus rasgos suaves, por su amplio seno, y por sus piernas depiladas, y que se acerca sin cesar a tu esposa, no debe inspirarte miedo ¡oh Cándido! Jamás se la follaría.
- Marcial, Epigramas 


Y aunque el hombre romano era bastante coqueto y solía preocuparse bastante por su imagen física:   llevar una barba cuidada, teñirse, la utilización de perfumes y ungüentos para el cuerpo e incluso ¡la depilación era bastante habitual! Los homosexuales eran especialmente cuidadosos en este aspecto como bien nos recuerdan estos epigramas...

"Aunque llevas, Cresto, los cojones depilados y una polla igual al pescuezo de un buitre y una cabeza más lisa que los culos de los putos, y no queda con vida en tus piernas un solo pelo, y unas pinzas asesinas desbrocen las canas de tus hocicos, de Curios, Camilos, Quincios, Numas, Ancos y de cuantos de pelo en pecho hemos leído en alguna parte hablas con grandilocuencia y te desgañitas con voces y amenazas, y emprendes una cruzada contra las obras teatrales de tu tiempo. Entre tanto, si se te presenta un atleta que se ha librado ya del pedagogo y cuyo pene hinchado ha desembarazado un especialista, lo llamas con una seña y te lo llevas y da vergüenza decirlo, Cresto, lo que haces con tu lengua catoniana".
- Marcial, Epigramas (Lib. IX, Ep. 28)

Pinzas romanas para la depilación

Por último, no podemos dejar de mencionar a los llamados "cinaedi", homosexuales travestidos, que muestran abiertamente su condición de homosexuales pasivos, que según Juvenal (Sátira II) son el culmen de la falta de decorum social, ya que incluso se atreven a asistir al culto de la Bona Dea, una deidad esencialmente femenina.

Y es que estos cinaedi era los peores considerado socialmente, ya que su falta de virilidad era vista como toda una afrenta a su escala de valores. La virilidad de un hombre romano era esencial y debía mostrarse en todos los aspectos de su vida: en la calle, en su casa, en su cama. La virilidad del hombre romano era un instrumento para demostrar su superioridad y justificar su sometimiento, por lo que estos hombres carentes no sólo de virilidad en el sexo, sino también en su vida pública eran considerados como seres despreciables por la mayor parte de la sociedad.

De esta forma los describe el astrólogo Manilio (Astrología):"[...] Tendrán siempre la preocupación por su ornato personal y por la hermosura de su semblante: rizar y ondular sus cabellos o sujetar la cabellera con lazos dándole forma en la poblada coronilla, o bien transformar el aspecto de la cabeza añadiendo cabellos, así como alisar los miembros ásperos con la porosa piedra pómez, detestar su virilidad y desear unos brazos torneados. Les agradan los vestidos femeninos, el calzado no para proteger los pies, sino para su adorno, y la forma de andar afeminada. Les da vergüenza su naturaleza masculina y en su pecho habita una ambición inconfesable, a la par que se jactan de su enfermedad como si fuera una virtud".


Orestes y Pilades.
Museo del Prado.

MATRIMONIO HOMOSEXUAL

Y a pesar de todo esto, y aun con el estigma social que podía suponer tenemos noticias de matrimonios entre hombres en plena época imperial, y ¡vale! que uno de esos testimonios sea sobre un emperador, ya sabemos a las excentricidades que llegaron algunos de los emperadores, pero es que el otro testimonio no alude a ningún poderoso personaje.

De esta forma el testimonio que nos ofrecen dos de nuestros escritores satíricos por excelencia, como son Marcial y Juvenal, podría ser una pista de que este tipo de matrimonios fueron más frecuentes de lo que pensamos, y es que lo más llamativo es que fueron realizados públicamente. Y aunque el matrimonio en Roma no tenía carácter religioso, era un simple acto social, esto no quita importancia al hecho de que existieran estos matrimonios homosexuales.


"Nerón se manchó con todos actos lícitos e ilícitos, y no había desvergüenza que no cometiera. Para obrar aún más torpemente, pocos días después se unió en matrimonio, con la solemnidad seguida en los esponsales, con un depravado, de nombre Pitágoras. Al emperador se le colocó sobre la cabeza el velo de color rosa de las esposas. Se llamaron testigos; se convino la dote. Se colocó el tálamo y se eligieron las faces. En público se ofreció todo lo que, aun tratándose de una dama, se oculta."
- Tácito, Ann. XV.37


"El barbudo Calístrato se casó con el rudo Afro con el ritual con que una doncella se suele casar con un hombre. Brillaron delante las antorchas, cubrieron su rostro los flameos, y no faltaron tus fórmulas rituales, Talaso [dios itálico de los matrimonios] Se fijó además la dote. ¿No te parece, Roma, que ya es suficiente? ¿esperas acaso los frutos de tan peregrino consorcio?"
- Marcial, Lib. XII, Ep.42)

Aunque no faltan investigadores que defienden que estas bodas no fueron reales, sino más bien o ataques personales a emperadores o una crítica a ciertos aristócratas muy afeminados.



LA HOMOSEXUALIDAD EN EL EJÉRCITO

Aunque en el mundo griego son bastante conocidos los casos de homosexualidad en sus ejércitos, en los ejércitos romanos estos casos estaban completamente prohibidos, actuando sin contemplaciones y condenando a muerte a los infractores.

Y es que esta severidad también puede ser entendida como que era un problema habitual: las largas campañas, la soledad, la falta de mujeres, el sentimiento de camaradería... podían hacer surgir ciertas pasiones entre los soldados...

Por lo que no nos faltan testimonios sobre la inflexibilidad del ejército en estos casos, dando igual la graduación de los soldados, es más, los castigos eran más severos con aquellos oficiales de más alta graduación, ya que precisamente ellos debían servir de ejemplo para los soldados más jóvenes.

Uno de estos testimonios nos lo ofrece Plutarco quien relata como un soldados de nombre Trebonio asesinó a su oficial al intentar sodomizarlo, el caso es que este oficial llamado Gayo Lucio era sobrino, nada más y nada menos, que del poderoso Mario, por lo que nadie se atrevía a ocuparse de la defensa de Trebonio. Por lo que en el juicio fue el propio Trebonio quien expuso los hechos y al salir a la luz la actitud de Lucio, Mario, no sólo exculpó al soldado Trebonio, sino que además le otorgó una corona por su ejemplo.

Todo esto no implicaba que no estuviesen extendidas este tipo de costumbres griegas entre los ejércitos, especialmente si había esclavos presentes. Sabemos que prestigiosos generales como Sila o Sertorio no dudaron en rodearse de esclavos de gustos griegos.



ESCLAVOS SEXUALES

Hasta ahora hemos visto el fenómeno de la homosexualidad desde la visión de un ciudadano romano, pero poco sabemos sobre los sentimientos de estos efebos, ya que ningún poeta consideró interesante plasmar su visión de los hechos.

Ya hemos dicho que los efebos solían ser esclavos o libertos, normalmente procedentes de Oriente y Alejandría, con largos cabellos y que encarnan el ideal de belleza romano. Pero en una sociedad esclavista como la romana los esclavos no cuentan para nada, son sólo objetos, objetos parlantes. Séneca el Viejo dijo:

«La impudicia es una infamia para un hombre libre, para el esclavo, constituye el más absoluto deber hacia su amo; para el liberto, representa un deber moral de gratitud».

Esclavo borracho, F.Sabbate (1900), Escuela de Bellas Artes, París.
Un espartano muestra a sus hijos un esclavo borracho.

Por lo que muchos esclavos eran comprados por su belleza, especialmente caros eran los efebos orientales, y su único fin podía ser servir a las pretensiones sexuales de su amo. También sabemos que muchos señores sacaban un dinero extra prostituyendo a sus propios esclavos, por lo que su opinión, su vida, sus sentimientos, no valían nada, da igual que fuesen niños o pre-adolescentes.

La única regla era que el señor se limitase a obtener placer de ellos, por lo que estaba muy mal considerado darles placer a ellos, ya fuese permitiéndoles ocupar la posición activa, mediante la masturbación o la modalidad más sacrílega para un romano, practicar sexo oral.

A pesar de todo ello, todo parece indicar que estos favoritos ocuparon un lugar privilegiado en la casa del señor, solían ser llamados también bajo el nombre de "pueri delicati" (muchacho mimado), por lo que su posición era relativamente cómoda en el hogar, ya que podía disfrutar de ciertos privilegios prohibidos al resto de esclavos, e incluso aspirar a obtener la libertad como el liberto Trimalción del 'Satiricón' de Petronio.

Bailarines
Cuando el favorito empezaba a mostrar los primeros signos de madurez solían ser sustituido por otro efebo más joven, ya que estaba muy mal visto socialmente continuar una relación con un exolati, es decir, un joven que había superado ya la edad de la adolescencia.

El futuro de estos jóvenes, una vez, abandonaban el papel de favoritos, era bastante incierto, algunos estarían empujados a vivir en el mundo de la marginalidad o la prostitución masculina, otros seguirían sirviendo en la casa del amo, o era vendido a otro señor; por último, estarían aquellos que por intentar conservar sus últimos rasgos de juventud recurrían a la castración.

Aunque por desgracia, nunca sabremos lo que realmente existieron estos adolescentes, que desde muy jóvenes fueron sometidos a toda clase de abusos por parte de sus amos, ¿arrastrarían traumas para el resto de sus vidas? ¿estaban preparados mentalmente para soportar este tipo de vida? ¿su vida era más feliz que la de otros esclavos?



CONCLUSIÓN

En este primer post hemos intentado acercarnos al concepto de homosexualidad existente en la cultura romana, buscando desterrar viejos mitos y abriendo nuevas líneas de investigación para futuros posts, como es el tema de los esclavos sexuales o de los transexuales, También hemos dejado sin tocar temas tan relevantes como la homosexualidad femenina, leyes y sanciones contra la homosexualidad o la evolución de la moral sexual romana respecto a la homosexualidad, ya que debido a su importancia creo que es mejor dedicarles en las próximas semanas una entrada individualizada.

Pero aún con todo ello, con lo visto hasta ahora parece una necedad negar que la bisexualidad y la homosexualidad fue un fenómeno bastante extendido y visible en la sociedad romana.

Hasta los censores más severos aceptaban con cierta normalidad este fenómeno. El rechazo hacia la homosexualidad pasiva, pues, no es un rechazo a la homosexualidad humana, sino a lo que simbolizaba la sodomía en su peculiar visión del sexo.

Para un romano lo más importante era mostrarse viril en todas las facetas de la vida: en la política, en el hogar, en el sexo; por lo que la pasividad, la sumisión, era considerada una debilidad vergonzosa para cualquier romano. Por eso, el sexo guarda una estrecha vinculación con su concepto de poder.

Por último, añadir que todos aquellos historiadores que han querido atribuir el origen de la  homosexualidad romana a la extensión del vicio griego, como intentando justificar que este "vicio" no es propio de sus queridos romanos, no pueden estar más equivocados. Los gustos homofílicos se desarrollaron en Roma mucho antes de que las modas griegas conquistasen la capital del Tíber.

Y es que la homosexualidad humana es inherente a su propia naturaleza, por lo que lo asombroso, como bien señala Paul Veyne, "no es que una sociedad conozca la homofilia, sino que la ignore: lo que hay que explicar no es la tolerancia romana, sino la intolerancia actual".

Por lo tanto, no sólo hay que preguntarse sobre los principios y la moral sexual romana, sino también reflexionar sobre nuestros propios principios.


BIBLIOGRAFÍA

ÁNGELA, ALBERTO; “Amor y sexo en la Antigua Roma”. La esfera de los libros. Madrid, 2015.

BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J.M.; El mundo amoroso de Catulo y de la Roma de finales de la República, Gerión, 2007, Vol. Extra 277-310.

MARCIAL, Epigramas Eróticos,Aldebarán, 2000.

VEYNE, P.; La Homosexualidad en Roma, en: Sexualidades Occidentales, Ph. Ariès, A. Béjin, M. Foucault y otros. Editorial Paidós, Buenos Aires, Argentina, 1987, pp. 51 – 64

GRIMAL, P.; El amor en la antigua Roma, Ed.Planeta


[En Internet]

Especialmente recomendable es el artículo Sexo en Roma, del mito a la realidad:  http://antiqua.gipuzkoakultura.net/antiqva_sexoroma.php

Mangas Romo, J.; Travestis en Roma. Un pasaje satírico: Juvenal, Universidad de Salamanca.

Sobre el aseo romano: https://domus-romana.blogspot.com.es/2014/05/tonsor-aseo-personal-del-romano.html

Sobre la Homosexualidad en Roma: http://hijosdemarte.blogspot.com.es/2008/07/homosexualidad-en-roma.html

http://www.temporamagazine.com/cotidiana-vitae-iv-sexo-y-sexualidad-en-roma/

viernes, 9 de junio de 2017

Hildegart Rodríguez Carballeira: La virgen roja


La historia protagonizada por Hildegart Rodríguez y su madre es, sin lugar a dudas, una de las historias más sorprendentes y trágicas que hemos relatado en este blog. Por este motivo, si no conoces los hechos te invitamos a que sigas leyendo, pues a cada paso que demos en su relato, todo se vuelve aún más fascinante, aunque como suele suceder en las grandes historias, la tragedia puso punto y final a la vida de una mujer que parecía no tener límites... y esa es la peor sensación que nos deja esta historia ¿hasta dónde podría haber llegado Hildegart Rodríguez, una de las mentes más maravillosas de la España Contemporánea, si un día como hoy, un 9 de Junio, su propia madre no hubiese acabado con su vida?

Y es que esta historia si guarda algún parecido es con el famoso relato de Mary Shelley 'Frankenstein o el moderno Prometeo', la tragedia en la búsqueda y creación del ser perfecto. 


Tanto el doctor Frankestein, como Aurora Rodríguez Carballeira, estaban obsesionados con crear a un ser humano mejorado, el precio a pagar fue la destrucción de su más preciada criatura.

Y si ya de por sí sola esta historia merece ser narrada en este blog, más aún cuando Hildegart, a pesar de su corta edad, fue toda una pionera en el campo de la sexología de su época, colaborando con uno de los mayores intelectuales de nuestra época, el Dr. Gregorio Marañón, y manteniendo correspondencia con los más prestigiosos especialistas de sexología del momento.

Las protagonistas del parricidio.


La madre: Aurora Rodríguez Carballeira

Aurora Rodríguez se crio en una familia adinerada de ideas liberales y progresistas, aunque no tuvo una educación formal, se formó visitando la profusa biblioteca de su padre. Allí, se impregnó de las ideas reformadoras y eugenésicas que defendían muchos socialistas utópicos, así como de la importancia de los derechos de la mujer y la necesidad de su emancipación.

A los 16 años tuvo que encargarse de la educación del hijo de su hermana que pronto destacó como niño prodigio, Pepito Arriola, obteniendo gran éxito en el mundo de la música. Todo ello, le hizo concebir su plan maestro, concebir una hija y criarla y educarla bajo un único propósito... convertirla en el ideal de la mujer del futuro, bajo los principios eugenésicos del movimiento libertario español de principios del siglo XX.

Todo fue concebido como un gran experimento científico, desde la gestación del bebé, la etapa del embarazo hasta la crianza de su hija... todo preconcebido y planeado para crear un ser vivo  y moldearlo como "una muñeca de carne", como ella mismo definió a su hija, hasta forjar al ser perfecto imaginado. Una mujer que encabezase la emancipación de la mujer, bajo una concepción "individual e integral del anarquismo", una mujer que guiara a España a un nuevo y perfecto orden social.

Pero antes tenía el difícil reto de quedarse embarazada, un hombre que cumpliese con sus expectativas y transmitiese a su futura hija los genes de ese nuevo ser. Parece ser que el hombre adecuado fue un cura castrense, que rápidamente engatusó, hasta que tras "tres encuentros carnales" finalmente quedó encinta. Por lo que segura que el padre nunca reclamaría sus derechos de paternidad se trasladó a Madrid para dar luz a su hija... Hildegart Rodríguez Carballerira.

La creación de ese ser perfecto debía iniciarse desde el mismo momento de su concepción, por lo que durante su embarazo siguió un plan de comidas especiales, ejercicios, baños de agua caliente cada 12 horas, y durante la noche, se despertaba cada hora para cambiar la postura del feto. Además, se rodeó de cosas bellas y se negó a leer la prensa, ya que no quería que las trágicas noticias sobre el comienzo de la I Guerra Mundial afectase a su hija.


La hija: Hildegart Rodríguez Carballerira.

Hildegart Rodríguez.
Nacida en Madrid el 9 de diciembre de 1914. Imaginamos que eligió su nombre en honor a otra extraordinaria mujer, la monja medieval Hildegard de Bingen, de la que ya hablamos en este post.

A partir de ese momento se volcó exclusivamente en la crianza y educación de su hija, utilizando para ello todos los recursos a su disposición, su holgada posición económica le permitió contratar los mejores pedagogos de la ciudad, además el resto el día lo dedicaba de forma obsesiva a mejorar las capacidades intelectuales de su hija.

No sabemos si fue gracias a sus estrictos e intensivos métodos educativos o tal fue fue la genética de la familia Rodríguez Carballeira pero Hildegart resultó ser superdotada: A los dos años ya sabía leer, a los cuatro escribir, a los 10 hablaba alemán, inglés y francés. A los 11, convertida ya en todo un fenómeno, empezó a dar conferencias sobre sexualidad y feminismo, siempre bajo el enfermizo control maternal.

La influencia de su madre sobre su "creación" era tan evidente (se ha especulado que gran parte de la obra de Hildegart fuese escrita por su propia madre) que su primer trabajo de clase fue un ensayo sobre la eugenesia (uno de esos temas que tanto obsesionó a su madre).

A los 14 ingresó en el partido socialista, pese a la negativa de su madre, convirtiéndose en una ferviente activista dentro del movimiento socialista, defendiendo causas como el aborto, la libre educación o la eugenesia,... su carácter crítico le hizo abandonar enseguida el partido e ingresar en el Partido Federal.

Producción intelectual

Su actividad intelectual, a pesar de su corta edad, fue intensísima y de gran brillantez.


Destacó especialmente en el campo de la filosofía, la política y la sexología. Se la considera una de las pioneras de la sexología española, escribiendo libros como "La rebeldía sexual de la juventud", donde con un discurso sorprendentemente moderno habla de una sexualidad libre, pero higiénica y responsable; entre sus numerosos escritos destacar "Educación Sexual", "Sexo y amor", "La limitación de la prole", "La revolución sexual", "Profilaxis anticoncepcional" o "El problema sexual tratado por una mujer española". Un claro ejemplo del éxito popular de Hildegart fue la sorprendente cifra de ventas que alcanzó este último libro, ya que en su primera semana vendió 8.000 ejemplares sólo en la ciudad de Madrid.


Su intelecto y el desparpajo propio de su juventud atrajo a intelectuales y científicos de todos los países que no dudaban en colaborar con esta extraordinaria adolescente.  Gregorio Marañón fundó junto a ella la fundación de la 'Liga Española por la Reforma sexual', donde promovían la emancipación de la mujer, su acceso a la educación y la igualdad entre hombres y mujeres, aportando una visión positiva y sana de la sexualidad. Además, colaboró en diversos diarios como "La Tierra" y "El socialista" donde siguió ahondando en sus ideas progresistas.

A pesar de sus amplios estudios sobre la sexualidad femenina y su encendida defensa de la libertad y la igualdad de la mujer, Hildegart vivía recluida en su propia casa bajo la estricta vigilancia de su madre, que nunca le permitió intimar con ningún hombre, con un control enfermizo de todos los movimientos de su hija.

La obligaba a cortar de raíz cualquier vínculo de amistad que establecía con cualquier hombre, por lo que a pesar de sus grandes conocimientos teóricos sobre sexualidad no tenía ninguna experiencia sexual propia, por ello, el aclamado sexólogo británico Havelock Ellis, con quien mantuvo una intensa relación epistolar, no dudó en apodarla como "la virgen roja".


El asesinato de Hildegart

El sobre proteccionismo maternal, a medida que su hija iba creciendo, se fue transformando en un obsesivo control de la vida de su hija. Más aún cuando Hildegard reclamó su propio espacio e independencia, era de esperar que una niña criada bajos los ideales socialistas de la nueva mujer fuerte, libre e independiente pronto exigiese liberarse de la tiranía a la que le sometía su propia madre.

La relación entre madre e hija fue empeorando progresivamente, sobre todo cuando la madre descubrió el interés de su hija por el sexo opuesto. Aurora, sumida en un estado cada vez más profundo de paranoia, tenía un odio exacerbado al sexo. Y cuando se enteró de que su hija planeaba escapar de su control perdió completamente los estribos. Arrancó el teléfono de la casa y la recluyó en casa, negándole todo contacto con el exterior, lógicamente la actitud de Hildegart fue rebelarse ante el asfixiante yugo de su madre.



La tensa situación entre madre e hija era también conocida por los círculos intelectuales de la época, incluso se sabe que el famoso escritor H.G. Wells, a quien Hildegart hizo de guía en su visita a Madrid, trató de ayudarla a escapar del control materno ofreciéndole un puesto de trabajo en Londres.

Las discusiones entre madre e hija se recrudecían cada día que pasaba, Aurora consumida por la paranoia temía que su creación escapase finalmente de ella, era ella quién había forjado a esa fabulosa criatura, era ella quién la había educado, era ella quién la había creado por lo tanto tenía el mismo derecho a ponerle fin...

Con una frialdad espeluznante, la mañana de un 9 de Junio de 1933, Aurora ordenó a su criada que sacase a pasear a los perros. Una vez hubo salido por la puerta, Aurora cogió su arma y se dirigió a la habitación de su hija, quién aún dormía plácidamente en su cama. Sin pestañear ni un ápice disparó a bocajarro tres tiros en la cabeza a su hija y otro en el corazón. De esta forma tan cruel, y con tan sólo 18 años, terminó la vida de una de las mujeres más brillantes de nuestra historia reciente.



Acto seguido salió de casa y se dirigió a casa de un congresista amigo de la familia, a quién confesó el crimen. El congresista Botella Asensi le apremió a que se entregase a la Justicia, por lo que se encaminó al juzgado más cercano donde confesó su crimen.

Durante el juicio declaró que la asesinó porque se había apartado del camino para el que había sido diseñada: liderar la liberación de la mujer. "El escultor, tras descubrir la más mínima imperfección en su obra, la destruye" con estas palabras intentó justificar su crimen. Aurora mujer culta, inteligente, anarquista y liberal odiaba el compromiso político que estaba adquiriendo su hija, desviándola de su misión vital: redimir a las mujeres. Hildegart era su obra maestra y no podía permitir que fracasase.


Conclusión

Por sorprendente que nos pueda parecer, España, en esos convulsos años, fue junto a Alemania uno de los principales países en abordar temas como la sexualidad de la mujer, la igualdad de género, etc...

Pero el auge de los fascismos, la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial truncó el incipiente estudio científico de la sexualidad en Europa, por lo que EE.UU se ha llevado la fama como país pionero en estudios sexológicos, pero como podemos ver Hildegart fue una figura clave en la historia de la sexualidad.

Seguramente si su madre no hubiese truncado de forma tan espantosa su vida, su nombre sería conocido por casi toda la sociedad española y es muy probable que más de un colegio u hospital llevase el nombre de esta extraordinaria mujer.


Bibliografía

https://www.gonzoo.com/creadores/story/hildegart-el-mayor-fracaso-de-una-madre-2977/

http://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20140526/54406528632/hiildegart-rodriguez-aurora-rodriguez-parricidios-espana-ii-republica-ninos-prodigio-eugenesis.html


http://www.elmundo.es/elmundo/2006/12/01/sexo/1164970442.html

 https://sexologiafemenina.wordpress.com/tag/hildegart-rodriguez-carballeira/