sábado, 2 de julio de 2016

Salas secretas y pinacotecas eróticas en la España Moderna

Las 'Salas Secretas' de los Museos:
1.- Gabinete de Objetos Obscenos de Nápoles
2.- British Secretum, el armario 55
3.- Salas secretas y pinacotecas eróticas en la España Moderna
3.1.- La Sala Secreta del Museo del Prado
3.2.- Los gabinetes reservados de los nobles  
4.- El Infierno de la Biblioteca Nacional Francesa

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  Salas secretas y pinacotecas eróticas en la España Moderna:

Para facilitar la lectura de este tema y no hacer una entrada demasiado extensa hemos decidido dividirla en varios capítulos:
- Este primer capítulo se puede considerar como una gran introducción general, donde a grandes rasgos veremos la conformación de las distintas salas reservadas.
- En una segunda parte explicaremos con más detalle el surgimiento y las vicisitudes de la gran pinacoteca de carácter erótico que mantuvo la Monarquía Hispánica, y que a la postre fue el germen fundacional de la Sala Secreta del Museo del Prado.
- Por último, en el tercer capítulo cerraremos este tema analizando los principales gabinetes reservados de la aristocracia española, unas colecciones que aunque de carácter privado, no tuvieron nada que envidiar a la de la casa real, ya que albergaron grandes obras de la pintura universal como 'La Venus del espejo' de Velázquez, o las 'Las Majas' de Francisco de Goya.

Introducción

Ya hemos visto en este blog como, a lo largo de la historia, los mayores consumidores de obras eróticas o pornográficas han sido precisamente aquellos representantes del pueblo a los que se les estimaba una más alta consideración moral, ya fuese por su dignitas o por su condición social.

Es decir, normalmente han sido los personajes más ricos y poderosos de la sociedad los que se han podido permitir atesorar obras y colecciones de lo más atrevidas. Ya vimos como en la Antigua Roma ricos patricios romanos decoraban sus lujosas villas con todo tipo de frescos o esculturas de carácter erótico, y es bien sabido el carácter lascivo de muchos de los emperadores romanos que no dudaron en crear auténticos palacios de la perversión y el vicio.

Venus del Espejo, Diego Velázquez.
National Gallery, Londres.


Un vicio muy real....

Pero esta moda no sólo fue cosa de los depravados romanos, en esta entrada veremos como en la muy cristiana y devota España de la Contrarreforma, algunos de sus principales personajes, precisamente aquellos encargados de velar por la integridad moral de sus súbditos y lacayos, también cultivaron ciertos placeres ocultos.

Encabezaron esta moda los grandes monarcas de la cristiandad, que crearon salas íntimas de descanso, donde guardaban algunas de sus más preciadas pinturas. Posteriormente, cuando las colecciones reales empezaron a mostrarse al público, estas mismas obras se custodiaron en salas reservadas sólo aptas para ciertos estudiosos o personas de moral íntegra.

Por lo que casi todos nuestros reyes, a excepción de Carlos III, que quiso quemar gran parte de los desnudos eróticos de la colección real, fueron grandes coleccionistas de arte erótico... Empezando por el muy devoto Felipe II, o el promiscuo Felipe IV, que engrandeció la colección real con las pinturas más sensuales de Rubens, hasta llegar a nuestra Edad Contemporánea con el también lascivo Fernando VII.

Así es bien sabido que la primera gran colección de obras de arte de marcado carácter erótico fue creada por el piadoso y católico Felipe II, quién no dudó en encargar al maestro del erotismo, Tiziano, sus famosas "poesías": Un conjunto de obras mitológicas (Danea, Venus y Adonis, Perseo y Andrómeda, Diana y Acteón, Diana y Calisto y El Rapto de Europa) realizadas para ser vistas en conjunto, casi desde la perspectiva de un voyeur, y que formaron una de las más formidable colección de desnudos de la época.

Danae recibiendo la lluvia de oro, Tiziano.
Museo del Prado.
Por lo que suponemos que los rumores sobre la existencia de esta privada colección real despertó la admiración y la envidia del resto de nobles y burócratas reales, queriendo ellos mismo emular estos gustos reales y decorar sus propios palacios con las últimas modas llegadas de los muy humanistas y refinados estados italianos.

Así que desde muy pronto algunos miembros de las más altas casas nobiliarias, cuyas fortunas y posición social les permitían saltarse ciertos escollos morales (y legales), también crearon sus propios gabinetes secretos, iniciándose una tradición de pinacotecas eróticas que podemos rastrear desde la segunda mitad del siglo XVI hasta prácticamente nuestros días.


Las pinacotecas eróticas de los nobles.
La escuela del amor, Correggio.
National Gallery (Londres).

A pesar del férreo control que quiso imponer la Iglesia Católica sobre la creación y posesión de obras de arte de carácter erótico, es evidente que muchos nobles, ya fuese por un placer personal, por cierto esnobismo, o por emular ciertas modas de las grandes monarquías europeas, atesoraron un gran número de obras pictóricas, donde los desnudos, a pesar de su supuesto trasfondo bíblico o mitológico, podían ser considerados bastante atrevidos para la época, ya que realmente el desnudo era el gran protagonista de la obra.

Y es que como venimos insinuando desde el inicio de esta entrada, la posesión de ciertas obras de carácter erótico, va más allá del mero placer personal y hedonista, es una forma de mostrar y exhibir cierto poder social, ya que sólo los personajes más poderosos pueden saltarse ciertas convenciones sociales y transgredir unas normas impuestas al resto de la sociedad. Por lo que la creación de estos gabinetes secretos son una muestra más de cómo, desde siempre, han existido diferentes normas morales según la posición social del individuo.

Así pues, las colecciones de temas mitológicos, donde los desnudos ocupaban un lugar central, fueron muy habituales entre las familias aristocráticas, especialmente entre aquellos nobles que habían estado en contacto con las culturas flamencas o italianas, territorios mucho más abiertos y permisivos en todo lo relativo a la moral, por lo que la moda de los desnudos pictóricos pronto se expandió entre las principales familias nobiliarias, despertando el fuerte rechazo de algunos de los principales moralistas de la época.

Iglesia y censura

A pesar de todo lo descrito hasta ahora, no hay que olvidar que estamos en la España de la Contrarreforma, Europa se desangra en guerras de religión, por lo que el poder y la influencia de la Iglesia crece de manera exponencial justamente en estas centurias, creándose su temible y poderoso brazo armado... la Inquisición. 

Por lo que la presencia de la sombra de la Inquisición estuvo siempre muy presente, especialmente en todo lo relativo a las artes, y especialmente sobre el mundo de la pintura, ya que al ser una de las artes con más "libertad expresiva" fue vigilada estrechamente.
Lot embriago por sus hijas, Francesco Furinni.
Museo Nacional del Prado.
Y es que en el siglo XVI, los desnudos aún eran una rara avis en el mundo del arte, por lo que estos primeros desnudos fueron duramente criticados tanto desde el ámbito artístico como desde posiciones teológicas y moralistas.

Para que nos hagamos una idea señalar que la mayor parte de los artistas, para realizar pinturas de cuerpos femeninos, tenían que recurrir a copias de esculturas romanas, ya que la visión de un cuerpo real femenino para su plasmación en un lienzo podía acarrear funestas consecuencias tanto para el artista como para la modelo.

Y es que la Iglesia consideraba estas obras auténticos pecados mortales. Incluso se escucharon voces, como la de Bernardino de Villegas que denunciaba expresamente que algunos se permitieran «las indecencias de pinturas profanas […] por adorno de sus galerías y recreo de sus sentidos». Más allá iba el poeta fray Hortensio Félix Paravicino que proponía la destrucción de todas aquellas obras pictóricas con representaciones de desnudos.
Y como apuntamos en la introducción tenemos suerte de conservar algunas de estas grandes joyas universales, ya que en 1762, el muy ilustrado Carlos III por influencia de su confesor el padre Eleta estuvo a punto de condenar a la hoguera muchas de las obras de su colección real, ya que estos lascivos cuadros sólo servían para excitar las mentes y eran contrarios a la moral pública. Sólo la intervención del pintor Meng y el Marqués de Esquilache lograron evitar tal desastre, ya que aludiendo valores artísticos, lograron convencer al monarca de salvar las obras.

Así vemos como la relación entre el desnudo y la censura era objeto de continúas polémicas, por lo que una de las formas de sortear la censura era encargar las obras a artistas extranjeros, ya que podían trabajar en sus estudios, sin temer una inoportuna visita de los inquisidores. Por todo ello, estos cuadros sólo se exponían en aquellas salas y salones de carácter más reservado de palacios y villas, lejos de inoportunas e indiscretas miradas de visitantes o empleados de menor confianza. Ya que a pesar de pertenecer a familias nobles y poderosas, cualquier sospecha o rumor podía ser utilizado para hacer caer en desgracia a rivales políticos incómodos.

Como mero apunte del prolongado poder de la Iglesia y la Inquisición, señalar que en fechas tan tardías como principios del siglo XIX, cuando en Europa aún retumbaban los ecos de la Revolución Francesa, en  España, la Inquisición fue la encargada de confiscar los desnudos que, el ahora caído en desgracia, Godoy acopiaba en su fabulosa pinacoteca.

Venus dormida, de Giorgone y Tiziano. 1510.
Galería de Pinturas de los Maestros Antiguos, Dresde (Alemania)


Conclusión

Todo ello no impidió que los mayores artistas de la época, bajo el amparo de monarcas y nobles, pusieran sus pinceles al servicio del erotismo y la sensualidad. Tiziano, Velázquez, Correggio, Rubens,... todos retrataron algunos de los más hermosos y sensuales desnudos de la historia del arte.

Así sabemos, por ejemplo, que Velázquez pintó hasta tres cuadros de este temática, aunque desgraciadamente el único que se ha conservado es la famosísima  'Venus del espejo', cuadro que decoró villas y palacios de los nobles más ilustres de nuestra sociedad. En 1651 fue inventariada entre los bienes de Gaspar de Haro y Guzmán, hijo de un ministro de Felipe IV, pasó después a la casa de Alba, para terminar decorando una de las pinacotecas nobiliarias más importantes de todos los tiempos, la del 'Príncipe de la Paz', Manuel Godoy.

Otra obra que ha pasado a la posteridad por su elevada sensualidad es la 'Danae' de Tiziano, una obra que desprende tanto erotismo que ha pasado su existencia siendo encerrada de una habitación a otra, y alberga el dudoso honor de ser la última obra que salió de la Sala secreta del Museo del Prado para su exhibición pública.

Por todo ello podemos deducir que durante la Edad Moderna el hombre redescubrió la sensualidad y el erotismo en las artes, por lo que la alta aristocracia cortesana no dudó en encargar obras de evidente carácter erótico para su disfrute personal, lienzos que sin duda ayudaron a canalizar los estímulos sexuales de sus propietarios, convirtiéndose en auténticas liberadoras de la pasión sexual.


¡Os esperamos en los próximos capítulos!






BIBLIOGRAFÍA

GARCÍA CUETO, D.; La pintura erótica en las colecciones aristocráticas madrileñas de la segunda mitad del siglo XVII, Visiones de pasión y perversidad / coord. por Víctor Manuel Mínguez Cornelles, Inmaculada Rodríguez Moya, 2014, págs. 40-57

PORTUS, J.; Los cuadros secretos del Prado, Revista Katharsis, Nº 2. Abril 2004/Revista Electrónica Cuatrimestral. en  http://www.revistakatharsis.com/rev_abr_04_sm_pint_02.html

GEORGE, B., Las lágrimas de Eros, Barcelona, Tusquets, 1997.
EDWARD, L., Sexuality in Western Art, Londres, Thames and Hudson, 1991.
MORÁN, M. y CHECA, F., El coleccionismo en España, Madrid, Cátedra, 1985.
PORTÚS, J. La Sala Reservada del Museo del Prado y el coleccionismo de pintura de desnudo en la Corte española, 1554-1838, Madrid, Museo del Prado, 1998.
VV. AA., El desnudo en el Museo del Prado, Madrid y Barcelona, Fundación Amigos del Museo del Prado y Círculo de Lectores, 1998.


[En Internet]

La colección de arte de Godoy en
https://art-y-cultura.blogspot.co.uk/2015/06/la-coleccion-de-arte-de-godoy-digna-de.html


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