domingo, 22 de mayo de 2016

Biblioteca prohibidas: El Infierno de la Biblioteca Nacional Francesa

Las 'Salas Secretas' de los Museos:
1.- Gabinete de Objetos Obscenos de Nápoles
2.- British Secretum, el armario 55
3.- Salas secretas y pinacotecas eróticas en la España Moderna
3.1.- La Sala Secreta del Museo del Prado
3.2.- Los gabinetes reservados de los nobles
4.- El Infierno de la Biblioteca Nacional Francesa
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En este blog ya hemos hablado de la censura que ha existido, y sigue existiendo, en buena parte de los grandes museos en cuestiones relativas al sexo y al erotismo. Por lo que casi todos los grandes museos europeos han albergado 'salas secretas', donde acumular aquellas obras de carácter más erótico o pornográfico, no aptas para la visión del pueblo llano aunque sí para los personajes más distinguidos de la sociedad.

Esta semana os traemos un caso diferente por su forma pero similar en su contenido... las Bibliotecas prohibidas, por lo que hemos decidido incluirlas en nuestra sección de 'Las salas secretas de los Museos', ya que las grandes bibliotecas también se pueden considerar museos, donde se custodian y se exponen obras de arte escritas.

Bibliotecas Prohibidas

"Histoire de Dom Bougre", 1748
Departamento de Grabado y
Fotografía de la BNF.
Iniciamos nuestro camino descendiendo al Infierno, y es que con este curioso nombre es como se conoce de forma general al "lugar cerrado de una biblioteca donde se guardan los libros cuya lectura se considera peligrosa".

Como ya vimos en otros post, los libros de carácter erótico o pornográfico han circulado de manera clandestina desde casi el mismo momento de la invención de la imprenta. Uno de sus mejores ejemplos es 'Il Modi' un kamasutra del renacimiento que circuló en la clandestinidad durante siglos.

La mayor parte de estas publicaciones estaban producidas expresamente para una selecta clientela de gran nivel cultural y de un mayor nivel adquisitivo: banqueros, comerciantes y personajes de la más alta nobleza, incluídos los círculos más cercanos a las casas reales.

Por lo que muchas de las publicaciones que eran incautadas y requisadas por las autoridades civiles o los tribunales eclesiásticos, terminaban desapareciendo de sus fondos para acabar en las bibliotecas privadas de ilustres personajes, especialmente nobles o aristócratas. Así por ejemplo sabemos que un gran coleccionista de paneles eróticos fue el primer ministro francés del siglo XIX León Gambetta.


El infierno de la Biblioteca Nacional Francesa

Una de las primeras bibliotecas prohibidas que conocemos se albergó en el interior de la Biblioteca Nacional de Francia, donde en un lugar denominado 'Enfer' se custodiaban toda aquella documentación literaria y gráfica censurada por indecorosa o sacrílega.

 'El Infierno' se inició a mediados del siglo XVIII cuando los bibliotecarios reales consideraron que el deber de una Biblioteca Nacional era colecionar toda aquella obra literaria con cierto interés cultural. Con el auge de los textos de carácter pornográfico o eróticos publicados en un ambiente de cierto libertinismo (y libertinaje), se decidió crear una sección bajo llave dentro de la Biblioteca Real que recogiese todos aquellos escritos considerados inmorales o indecentes.

Al poco tiempo, y con el estallido de la Revolución Francesa (1789), el país galo vivirá un auge de las publicaciones eróticas y pornográficas, ya que la supresión de la censura fue aprovechada por los editores para publicar las obras de naturaleza más sacrílega o pornográfica.

Por lo que no nos debe extrañar que la primera obra del Marqués de Sade ('Justine o los infortunios de la virtud') se publicase tan sólo dos años después del estallido de la Revolución Francesa. Es en este período convulso cuando, aparte de novelas, veremos aparecer todo tipo de panfletos y libretos a cada cual más obsceno que el anterior.

Ejemplar de 'La filosofía del tocador' conservado en la BNF.

Pero con la vuelta de la censura, los fondos del Infierno se fueron ampliando con todo tipo de publicaciones incautadas por las autoridades, tanto en casas de particulares como en imprentas clandestinas. Con la profesionalización de los servicios bibliotecarios se decide agrupar todas estas publicaciones bajo una misma signatura, por lo que la moderna configuración del Infierno se producirá en 1844. Aumentando rápidamente sus fondos, ya que 30 años después, ya contaba con 620 obras licenciosas.

Grabado del Infierno
Pero no sólo de textos se nutrían las llamas del Infierno, también todo tipo de documentación gráfica fue añadiéndose a los fondos de la biblioteca: desde estampas coloreadas a color hasta las primeras filmaciones porno fueron formando parte de esta peculiar sección.

Por otro lado, hay que destacar que desde el mismo momento de su fundación, la entrada a este infierno estuvo muy restringida, sólo permitiendo su acceso a investigadores o académicos, los cuales se veían obligados a justificar por escrito los motivos de su consulta.

Hoy en día, El Infierno se ha convertido en un lugar de alto valor histórico, por lo que siguen atesorando incunables de gran valor bibliográfico a pesar de su fuerte contendido erótico.


Los fondos

El Enfer está formado por más de 1700 publicaciones. Las obras más antiguas datan del siglo XVI y sus fondos se han seguido actualizando hasta nuestros días. Entre los principales demonios que pueblan este particular infierno destacan las primeras novelas de tintes eróticos escritas durante los siglos XVII y principios del XVIII, muchas de ellas firmadas bajo seudónimo para evitar arruinar el buen nombre de sus autores, incluso para esquivar la cárcel.

Una de sus obras más antiguas es el 'Roman de la rose', un poema elaborado en el siglo XIII por Guillaume de Lorris y Jean de Meung inspirado en el amor cortés.

Siglo XVIII

Pero será a mediado del siglo XVIII, el siglo del libertinaje, cuando los fondos de la Biblioteca aumenten considerablemente, ya que 'El infierno' custodia ediciones originales de las principales novelas de tinte erótico que se publicaron en ese libidinoso siglo, desde las obras del Marqués de Sade, pasando por otros clásicos como pueden ser 'La Vida de Marianne' de Marivaux, 'Las joyas indiscretas' de Diderot o 'Erotika Babylon' de Mirabeau.

Godard Beauchamps,
"La historia del príncipe Apprius", 1728.
Pero sin duda las obras más originales y sorprendetes son los panfletos y libelos publicados durante el período revolucionario, que aprovechando la relajación de la censura, numerosos editores se atrevieron a sacar a la luz obras de todo tipo y condición, y entre las de carácter más lascivo y pornográfico podemos citar títulos como "El apetito de los nobles", o  'Espía de las alcobas'.

Destacando entre todas ellas, algunas de sorprendente calidad literaria como el clásico 'Amours de Charlot et de Toinette', publicado en 1779, y que evoca las supuestas fantasías de la reina y su cuñado, el conde de Artois. O el atrevido 'Le Godemiché royal' (1789), una obra que, a pesar de su obscenidad y su tono jocoso, alberga una enorme calidad literaria, con continuas referencias a los clásicos, por lo que parece evidente que estaba destinada a un público letrado.

Otras publicaciones que ocupan un lugar destacado en este particular infierno son las denominadas "Guías rosas", detalladas guías donde se describían los principales prostíbulos de París o las listas de las mejores meretrices que poblaban las callejuelas de París como 'Almanaque de direcciones de señoritas de París' (1789) o "Tarifas de las chicas del Palais Royal" (1792), donde se detallaba no sólo su precio sino también su especialidad.

Como vemos hubo publicaciones de todo tipo y condición, pero pronto la censura hizo de nuevo su aparición, prohibiendo gran número de estas obras, conservándose sólo aquellas guardadas celosamente en bibliotecas privadas y aquellas otras custodiadas en el 'Infierno'.

Siglo XIX

Por lo que durante el siglo XIX, se volvió a publicar en la clandestinidad gran número de obras, ya que a pesar de estar prohibidas, o precisamente por estar prohibidas, las publicaciones de carácter erótico o pornográfico fueron muy demandadas por el público. El caso más conocido fue el de Auguste Poulet-Masis, editor de los poemas de Baudelaire, que condenado por la justicia francesa tuvo que exiliarse en Bélgica Y es que la publicación de 'Las flores del mal' (1857) provocó un enorme revuelo en la sociedad francesa de Napoleón III, ya que algunos de sus poemas fueron tildados de ultraje a la moral pública.

Furor uterino de María Antonieta.
Otro de los autores más reconocidos cuya obras tienen el honor de reposar en el 'Infierno' son las del genial dramaturgo Georges Feydeau cuyos escritos se vieron sometidas al escrutinio de la censura oficial, y es que la pluma de Feydeau supo retratar de manera magistral el espíritu de la Francia de la Belle Epoque, por lo que sus vodeviles, sus farsas, sus comedias ligeras estuvieron pobladas de personajes de dudosa respetabilidad (prostitutas, vividores, ...) y lengua demasiado afilada para el gusto de la censura.

Otros autores de esa misma época, como el poeta Paul Verlaine o el escritor Prosper Mérimée, tambien vieron como algunos de sus escritos se topaban con la censura, por lo que el Infierno también ha reservado un espacio para ellos.

Este siglo XIX además vio aparecer dos nuevas tecnologías que rápidamente se pusieron al servicio del erotismo y la pornografía. La primera de estas tecnologías será la fotografía que aparecerá a principios de siglos, por lo que muy pronto poblará algunos de los estantes del Infierno. A finales de este siglo hará su aparición el cine, por lo que durante los primeros años del siglo XX veremos aparecer las primeras películas pornográficas.

Siglo XX

Una de las obras cumbres de la literatura erótica tiene el honor de inaugurar la sección del siglo XX de esta particular biblioteca, se trata de 'Las 11.000 vergas' de Guillaume Apollinaire.

A partir de ese momento numerosos autores de prestigio pasaran a formar parte de tan ilustre sección con títulos como 'El coño de Irene' de Louis Aragon (1928) o 'Historia del Ojo' de Georges Bataille (1928).

Otros autores de prestigio como Pierre Mac Orlan se vieron obligados a escribir bajo pesudónimo (Pierre du Bourdel) numerosas obras eróticas para poder llegar a fin de mes. Su novela más polémica fue 'Mademoiselle de Mustelle y sus amigas', escrita en 1911 y que fue circulando en la clandestinidad prácticamente hasta 1984 cuandó finalmente fue publicada oficialmente.

Felicien Rops, "Agonías", aguafuerte, barniz blando.
Departamento de estampas y fotografía en el BNF.

Otros autores significativos cuyas obras descansan en el Infierno son  Pierre Louÿs, autor de la parodia 'Manual de urbanidad para niñas', o la poesía simbolista de Pierre Louys. Por último, citar a Jean Genet que a pesar de ser conocido por sus escritos sobre homosexualidad, también realizó un polémico cortometraje, denominado 'Un canto al amor',  que exploraba las fantasías eróticas entre los prisioneros y el guardia que los vigila y que estuvo prohibido durante muchos años.

Para finalizar apuntar que curiosamente uno de los primeros en realizar una catalogación de los fondos albergados en esta sección fue el mismo Guillaume Apollinaire. Aunque habrá que esperar unos años para encontrarnos con el primer catálogo oficial de sus fondos.
 
Portada del catálogo realizado por Apollinaire.
"L'Enfer de la Bibliothèque nationale", Paris, 1913



Bibliografía

http://elpais.com/diario/2007/12/04/cultura/1196722801_850215.html

http://www.papelenblanco.com/arte/eros-en-secreto-va-de-la-biblioteca-al-metro-de-paris

 http://revistareplicante.com/el-infierno-de-la-biblioteca/

domingo, 15 de mayo de 2016

La aparición de la monogamia I: Las ETS nos hicieron monógamos

La aparición de la monogamia:

Capítulo I: Las ETS nos hicieron monógamos
Capítulo II: (en preparación)

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Hace tiempo ya publicamos un artículo donde sugeríamos que nuestros ancestros homos, así como las primeras comunidades de humanos, tuvieron que ser polígamas ("El sexo de los primates ¿somos una especia monógama?"). Dato fácilmente atestiguable si observamos a nuestros primates más sociables, ya que nuestros primos evolutivos como chimpancés o bonobos conviven en grupos abiertamente polígamos.

Poco a poco, hemos visto como más y más investigadores se atreven a romper con los discursos convencionales arrastrados por la comunidad científica desde tiempos inmemoriales. Y si hay una obra que siempre recomendamos como símbolo de estas nuevas perspectivas científicas es, sin duda alguna, 'En principio era el sexo', un libro que rompe con numerosos esquemas y planteamientos científicos que siempre hemos asumido como grandes verdades universales, y aunque algunas de sus muchas teorías puedan ser polémicas, el gran acierto de este libro es que al menos hace cuestionarte y replantearte visiones sobre la sexualidad humana que simplemente hemos aceptado porque sí, porque siempre han sido así.

Una de las muchas ilustraciones sobre nuestros antepasados homos que trasladan nuestra
visión monógama de la sexualidad hacia el pasado.

Así hoy, traemos a este blog uno de esos estudios que vendrían a confirmar que es precisamente a partir del Neolítico cuando el ser humano empezó a imponerse relaciones de carácter monógamo ¿por qué? Los científicos Chris T. Bauch y Richard McElreath en su artículo "Disease dynamics and costly punishment can foster socially imposed monogamy", nos aportan varias claves que pueden resumirse en un gran titular:

"Las enfermedades de transmisión sexual nos hicieron monógamos".


Es decir, a partir del Neolítico con la aparición de sociedades más amplias y numerosas, las enfermedades de transmisión sexual (ETS) se hicieron endémicas, perjudicando a aquellos individuos que tuviesen más relaciones y poniendo en peligro uno de los factores claves para la supervivencia de la comunidad... la fertilidad.

Para apoyar esta tesis estos investigadores han aplicado modelos de simulación matemáticos para explorar cómo las interacciones entre el tamaño del grupo, la dinámica de infección de transmisión sexual (ITS) y las normas sociales pueden explicar el tiempo y la aparición de la monogamia impuesta socialmente.


Esta hipótesis no es la primera, ni será la última, que ha intentado explicar el paso de la poligamia a la  monogamia, desde hace años se llevan lanzando explicaciones e hipótesis de todo tipo: desde la elección femenina, a las dinámicas de poder masculinas, pasando por el impacto de la tecnología, la selección cultural del grupo, proporción de cuidados parentales de las crías, la aparición de la propiedad privada, o como este nuevo estudio presenta, el efecto de los patógenos.

Aunque como los mismo autores del estudio reconocen todas ellas pueden tener un fondo de verdad, ya que la evolución, al igual que cualquier otro proceso histórico, es un fenómeno evidentemente multicausal. Por lo que intentaremos a lo largo de distintas entradas presentar algunas de las muchas y muy variadas hipótesis que explican este cambio fundamental en la sexualidad del ser humano


La monogamia, un proceso más dentro de la selección natural

Por lo que este paso, esta imposición social de la monogamia, no tuvo que ser un paso sencillo. Un largo proceso donde la selección natural hizo prevalecer aquellos grupos que mejor se adaptaron al nuevo modelo económico y social que estaba surgiendo con el paso de sociedades cazadoras-recolectoras a agricultoras.

Y es que las ETS tuvieron que suponer una enorme presión para estos grupos humanos, ya que enfermedades como la sífilis, la clámide o la gonorrea pueden provocar tasas muy altas de infertilidad, provocando importantes declives demográficos.

Por lo que bajo ciertas condiciones epidemiológicas los grupos de carácter monógamo aumentarían su población en detrimento de los grupos polígamos que verían como los índices de fertilidad se reducirían.


¿Cómo se explica que estas mismas ETS no afectasen a grupos de cazadores-recolectores?

Los autores del estudio utilizando diversos modelos de simulación matemática han llegado a las siguientes conclusiones:

- Cazadores- recolectores --> Dentro de los grupos integrados por al menos 30 individuos sexualmente maduros las ventajas de la poligamia frente a la monogamia son evidentes, ya que aumentan considerablemente el índice de fertilidad. Y aunque es probable que alguna ETS pueda afectar a un grupo de cazadores-recolectores, al ser poco numerosos la enfermedad suele desaparecer rápidamente. Incluso aceptando que este brote de alguna ETS puede perjudicar la supervivencia de ese grupo, en general, el índice de fertilidad en grupos pequeños es mucho mayor en regímenes de poligamia.

Como bien explica, C. Bauch, uno de los co-autores del estudio: “En las sociedades más pequeñas, las infecciones de transmisión sexual no pueden persistir en el largo plazo, desaparecen debido a sucesos aleatorios, que son también más comunes en grupos pequeños. Por lo tanto, la poligamia no está en desventaja debido a que las infecciones no persisten".

Banda de cazadores-recolectores

- Agricultores --> En grupos más grandes, a partir de 300 individuos, las ETS se hacen endémicas causando la despoblación del grupo. "En las poblaciones más grandes, las infecciones son capaces de persistir, y esto es lo que hace que la poliginia sea menos ventajosa que la monogamia, ya que el nivel promedio de infección es mayor en los grupos poligínicos que en los grupos monógamas” argumenta el científico de la Universidad de Waterloo (Canadá)

Cuando estos casos ocurren, si existe alguna 'facción' de tendencia monógama en el grupo, verán como su comportamiento sexual tiene una recompensa social, ya que a la larga su grupo se irá incrementado, produciéndose una dominación eventual del grupo y un cambio definitivo en las costumbres sexuales.



La imposición social de la monogamia

Con el nacimiento de la agricultura y la consiguiente sedentarización del ser humano se produce un aumento significativo de la población. En estas circunstancias hemos explicado como los grupos de tendencias monógamas a la larga se irían imponiendo sobre el resto, y aunque este paso, pueda parecer natural y lógico, las muchas y reiteradas advertencias (y castigos) que se recogen tanto en los primeros textos religiosos como jurídicos sobre los peligros de la promiscuidad nos indicarían que la imposición de este tipo de norma fue necesaria para salvaguardar la fertilidad de estas primeras sociedades.

Por lo que esta interacción entre las dinámicas sociales y naturales son claves para entender no sólo la aparición de la monogamia, sino también todo un conjunto de normas sociales vinculadas con la sexualidad humana que hasta el día de hoy las hemos aceptados como universales.




Bibliografía

 Barash D. y Lipton J.E.; El mito de la monogamia: La fidelidad y la infidelidad en los animales y en las personas, Siglo XXI, 2003

 Chris T. Bauch y Richard McElreath. “Disease dynamics and costly punishment can foster socially imposed monogamy”, Nature Communitacions DOI: 10.1038/ncomms11219.

[En Internet]

http://elpais.com/elpais/2016/04/12/ciencia/1460464009_412113.html

domingo, 8 de mayo de 2016

Sheela Na Gig: Las enigmáticas y explícitas esculturas femeninas

Es posible que si visitas algunas de las más antiguas iglesias o castillos que aún se conservan en Irlanda e Inglaterra, si levantas la mirada y observas detenidamente los lienzos de sus muros te topes con una imagen que no te dejará indiferente... la escultura de una mujer desnuda que muestra su enorme vulva de manera bastante lasciva.

Sheela de Kilpeck
Y no! No te preocupes... no se trata de ningún añadido posterior, ni de la obra aislada de un cantero loco... estás ante una Sheela na Gig. ¿Que qué se esconde bajo este curioso nombre? Pues todo un programa iconográfico, utilizado en diferentes edificaciones de época románica, donde esculturas figurativas de mujeres desnudas muestran su vulva, de forma claramente exhibicionista, al público.

Sobre ellas existen toda una serie de interrogantes que aún hoy en día siguen vigentes como ¿por qué se tallaron? o ¿qué función tenían? y aunque se consideran un fenómeno propiamente irlandés, ya que la mayor parte de ellas se concentran en tierras irlandesas (unas 100 Sheelas catalogadas), también nos encontramos con bastante ejemplares en tierras británicas (50 Sheelas catalogadas).

Por lo que si nos acompañas en este viaje por las ancestrales y mágicas tierras irlandesas, te intentaremos explicar un fenómeno tan poco conocido, pero de carácter casi universal, como la iconografía relacionada con los atributos sexuales de la mujer.


Origen :

A) Vinculado con el románico 

Aunque existen varias teorías sobre su posible origen, hay cierta unanimidad en reconocer que la mayor parte de estas Sheelas están relacionadas con la invasión anglo-normanda y el aumento de la influencia del catolicismo en estas paganas tierras, por lo que se suele fijar el siglo XII como fecha de origen de su desarrollo.

Además algunos de sus primeros investigadores como J. Andersen (The witch on the wall, 1977) apuntaban que el origen de estas Sheela había que buscarlo en el románico desarrollado en Francia y España allá por el siglo XI. Y que del occidente europeo pasarían rápidamente a las Islas Británicas como confirmaría un estudio posterior de E.Kelly (Sheela-na-gigs: origins and functions), ya que la mayor parte de las Sheelas irlandesas conservadas están situadas en regiones conquistadas por anglo-normandos, mientras que las zonas con un arraigo irlandés más puro aparecen con bastante menos frecuencia.

Capitel erótico en San Pedro de Cervatos (Cantabria)
Otros grandes expertos sobre el fenómeno de las Sheela como los investigadores A.Weir y J.Jerman (Images of lust) también apoyaría toda estas teorías al establecer claros vínculos entre las Sheelas y las imágenes grotescas y lujuriosas que aún se conservan en numerosas iglesias románicas de España y Francia, como representación de los peligros de caer en la lujuria femenina.

B) Vinculado con el mundo pagano

Aunque existen otras teorías que defienden un origen pagano para estas esculturas, así algunos investigadores como Jack Roberts y Joanne McMahon creen que estas esculturas son vestigios de un culto relacionado con la Diosa Madre. Basan su tesis en que algunas de estas tallas parecer ser añadidos sobre estos primeros edificios cristianos, al presentar materiales y estilos no del todo concordantes.

Además al comparar las Sheelas irlandesas respecto al mismo fenómeno desarrollado en el continente advierten una escasez de figuras masculinas (que sí se desarrollan en el occidente europeo) así como un desarrollo distinto de los tipos iconográficos.

Mapa de la localización de las Sheelas Na Gig irlandesas



Características:

La antigüedad de estas piezas así como el avanzado estado de deterioro de muchas de ellas hace muy difícil precisar sus características físicas más relevantes. Además muchas de Sheelas, especialmente a partir del siglo XVII, fueron destruidas o escondidas intencionadamente por los propios párrocos de estas iglesias recelosos del carácter tan explícito de estas imágenes.

Aunque de manera general podemos distinguir según su posición entre:

- Shellas de pie, como la de Kiltinane, en el condado de Tipperary, que aparece saltando en una postura activa de celebración.
Sheela de Kiltinane
- Shellas en posición sedente, ya sea agachadas o en cuclillas, con las piernas muy abiertas como en Cavan Town o formando un rombo como la de Ballylarkin, en el condado de Kilkenny.

Izq: Sheela de Cavan Town /  Dch: Sheela de Ballylarkin

- Shellas sin extremidades: Como la Sheela de Offaly, donde los genitales son la terminación del cuerpo.

Sheela de Offaly

Después la mayor parte de ellas comparten una serie de rasgos físicos compartidos:

Shella de Kilkenny
- Algunas de ellas presentan manos exageradamente grandes, suelen estar próximas a región pubiana, abriéndose los labios vaginales (Sheela de Cavan), incluso algunas de ellas como la Sheela de Offaly se puede observar hasta el clítoris. Otras como la de Kilkenny parecen estar masturbándose.

- Los pechos apenas aparecen marcados o no están representados.

-Rostros buscan remarcar la fealdad de estas figuras, con grandes ojos saltones y enormes bocas, con dientes marcados o sacando la lengua. En los rostros también suelen estar surcados por líneas que representan arrugas o incluso posibles tatuajes.

- En muchas de ellas están marcadas las costillas resaltando el aspecto de deterioro físico,


Función y significado

Vestigios de una diosa pagana

Aunque la relación de estas esculturas con una antigua diosa pagana celta es la teoría más popular, no ocurre lo mismo dentro del mundo académico que sigue optando por su vinculación con el románico europeo.

A pesar de ello sí que existen algunos ensayos dónde identifican estas imágenes con una figura pagana bien conocida dentro de la mitología irlandesa y escocesa, el de la vieja bruja Cailleach. Un figura de carácter protector y vinculada normalmente al invierno que está presente en todo el mundo celta, por lo que en tierras gallegas también contamos con iconografías paganas similares denominadas 'mouras'.

Diosa de la fertilidad

Algunos han querido dar un paso más dentro de esta interpretación como diosa pagana y vincular su representación con ritos de fertilidad  y fecundidad. Por lo que su presencia estaría vinculada a estados de parto, o incluso en bodas (como guía de iniciación para la mujer). Aunque los rasgos demacrados de la mayor parte de estas sheelas hacen difícil aceptar esta interpretación.

 Un aviso contra la lujuria

Esta es la teoría más ampliamente aceptada por la comunidad científica, otorgando a estas figuras un carácter religioso y moralizante.  Y es que durante los siglo XI y XII veremos como el poder de la Iglesia se afianza considerablemente y mostrará una especial preocupación por adoctrinar a sus feligreses sobre los pecados de la carne. Por lo que durante estos siglos veremos como por todo el occidente europeo se despliega toda una iconografía muy explícita advirtiendo sobre los peligros de la lujuria, poniendo especial énfasis en la represión de la sexualidad femenina.
Sheela situada en un muro
en la localidad de Fethard

De esta forma veremos como muchas Iglesias románicas están salpicadas de representaciones de mujeres como fuente de pecado y de lujuria, por lo que suelen aparecer desnudas con sus pechos y órganos genitales devorados por serpientes o sapos, o acompañadas de otras imágenes infernales.

Así que la mayor parte de autores consideran que este programa iconográfico fue imitado por los escultores o monjes irlandeses que recorrieron las rutas peregrinas del románico, como la de Santiago de Compostela, para después llevarlas a tierras celtas y adaptarlas al sistema de creencias de las poblaciones locales.

Pero, aunque esta hipótesis puede explicar gran parte de las figuras, hay otras, especialmente las de carácter secular que parecen escapar de esta explicación. Y es que también se conservan numerosas Sheela en castillos, muros y otros edificios civiles (como la Haddon Hall situada en unos establos) y aunque se pueda esgrimir que esas tallas han sido trasladadas desde algún otro sitio, esta situación ha dado pie a la aparición de un nueva teoría sobre su función...


Protección contra el mal

De esta forma las Sheelas situadas en edificios civiles parecen albergar una clara función apotropaica, es decir, protectora, ya que según ciertas leyendas la visión del sexo femenino podía ahuyentar a ciertas entidades maléficas. Ya vimos en este post ("El culto al falo en la Antigua Roma"), como en la cultura romana los símbolos fálicos no sólo estaban relacionados con la fertilidad sino que también tenían una clara función protectora.
Ballynacarriga Castle (Cork)
Por lo que tal vez la creencia que los atributos sexuales tuviesen una función apotropaica estuviese mucho más arraigada en el inconsciente colectivo de lo que creemos y que las supersticiones de la Antigüedad aún perdurasen en muchos núcleos rurales en Plena Edad Media, y por tanto, las Sheelas situadas en Iglesias también tuviesen ese carácter protector contra encantamientos y el mal de ojo.

Aunque también es probable que esa función protectora se le haya otorgado posteriormente, y no en el momento de su talla, por lo que esta teoría, al igual que el resto, puede explicar algunas de las Sheela pero no todas ellas en su totalidad.



Bibliografía:

Concannon, M.; The sacred whore: Sheela, goddess of the Celts. Cork: Collins Press, 2004.

Freitag, B.; Sheela-na-gigs: Unravelling an Enigma. Londres: Routledge, 2004.


Gonzalez Arias, L.M.; Otra irlanda: La estética postnacionalista de poetas y artistas irlandensas contemporaneas, Universidad de Oviedo, 2000.

Kelly, E. P.; Sheela-na-gigs: origins and functions. Dublín: Country House, 1996.

Roberts, J., McMahon, J.; The Sheela-na-Gigs of Ireland and Britain: The Divine Hag of the Christian Celts – An Illustrated Guide. Cork: Mercier Press, 2001.

VV.AA.; Poder y Seducción de la imagen románica, Fundac. Santa María la Real, Centro de estudios del Románico, 2006.

[En Internet]

http://www.sheelanagig.org/wordpress/

http://www.beyond-the-pale.org.uk/irish.htm

 http://www.amigosdelromanico.org/

https://es.wikipedia.org/wiki/Sheela_na_Gig


domingo, 1 de mayo de 2016

Valencia: El prostíbulo más grande de la Edad Media.

Uno de los datos más sorprendentes sobre la Edad Media española es saber que Valencia albergó dentro de los muros de su ciudad el que sin duda fue uno de los mayores prostíbulos de toda la Europa Mediterránea

Entre 1325 y 1671 Valencia tuvo todo un barrio dedicado por y para el negocio de la prostitución (La Pobla de Bernat de Villa), una especie de Barrio Rojo en plena Baja Edad media, donde no sólo se podían encontrar todo tipo de prostíbulos, sino también tabernas, hostales, tiendas... todo ello para atender a los cientos de visitantes que acudían a la ciudad del Turia atraídos por el reclamo de esta auténtica Babilonia medieval, conocida también como la 'Pobla de les fembres pecadrius', el Bordell, el Públich o el Partit.

Y no nos engañemos, si este lugar se perpetuó durante más de dos siglos es porque hubo una demanda constante de los servicios allí ofrecidos, por lo que podemos suponer que gente de todo tipo y condición hacía escala ex profeso en Valencia para contemplar con sus propios ojos este auténtico barrio de la lujuria y el libertinaje.

Era tal la fama de la mancebía valenciana que las tarifas de sus prostitutas eran las más elevadas de la península, las cortesanas más solicitadas ganaban auténticas fortunas, luciendo sedas y joyas que hacían despertar las envidias de las más distinguidas damas de la sociedad valenciana.

Panorámica de la Valencia Medieval
Y es que hay recordar que durante estos siglos Valencia era uno de los principales puertos del Mediterráneo, el Reino de Valencia englobado dentro de la Corona de Aragón era el centro político, económico y comercial de un poderoso reino que estaba en plena expansión por el Mediterráneo.

La ciudad de Valencia llegó a ser la segunda población con más habitantes de la península, unos 75.000 habitantes, sólo superada por la ciudad nazarí de Granada, por lo que este siglo XV es conocido como el Siglo de Oro valenciano. La convivencia de las diferentes culturas, el carácter comercial y abierto de la ciudad, la explosión cultural y humanista de su cultura... hicieron de Valencia una de las ciudades más permisivas de Europa.

Tal vez el reflejo más claro de esta moral sexual más relajada quede expuesto en algunos de sus edificios más emblemáticos, como son la Lonja de la Seda y su Catedral, donde destacan varias  esculturas por su sorprendente lascividad y erotismo.

Una de las más famosas es la gárgola situada en las traseras de la Lonja, se trata de una mujer desnuda que se toca impudicamente sus partes más íntimas, y aunque se ha especulado mucho sobre su significado, creemos que como en la Antigua Roma este tipo de escultura señalaba la dirección a la mancebía, para que cualquier viajero llegado a la ciudad, encontrase sin perdida uno de sus principales focos de atracción... la zona de los burdeles.

Gárgola de la Lonja de Valencia.

La Baja Edad Media: La edad de oro de la prostitución legal

Durante la Baja Edad Media viviremos un fenómeno novedoso, ya que el auge de las ciudades y la recuperación del derecho romano, provocará un proceso regulador de la actividad de la prostitución por parte de los dirigentes urbanos, que no sólo tratarán de controlar y legislar un fenómeno de carácter tan urbano como el de la prostitución, sino que ya puestos, intentarán sacarle el mayor provecho económico posible...

De esta forma durante los siglos XIV y XV veremos como por todo el Occidente europeo el mundo de la prostitución intentó ser regulado en las grandes ciudades mediante leyes y meticulosas ordenanzas, floreciendo numerosas barriadas destinadas a la prostitución, por lo que el mundo de la prostitución vivirá un momento de cierto esplendor, generando unos beneficios a su alrededor bastante suculentos.


¿Pero qué opinaba la Iglesia de todo esto?

La prostitución fue justificada desde los primeros tiempos del cristianismo como un mal necesario, y es que muchos teólogos se aferraban a ciertos pasajes de San Agustín o a textos dispersos de Santo Tomás para justificar su existencia y aprobación. Las bases donde se asentaba esta idea era que las prostitutas cumplían con un rol fundamental para garantizar la paz social, ya que lograban canalizar la violencia sexual evitando males mayores que afectasen a las mujeres honradas.

Aunque donde mejor se refleja la doble moral de esta sociedad era durante las fiestas religiosas, ya que durante Semana Santa los burdeles eran clausurados, prohibiendo el ejercicio de la prostitución. Además para garantizar esta orden las prostitutas eran recluidas durante ese tiempo en Iglesias o Conventos, corriendo el municipio con todos los gastos acarreados durante su estancia. 

En un primer momento se recluía a las prostitutas en la Ermita de Santa Lucía, aunque posteriormente, y como muestra del desarrollo que alcanzó la prostitución en Valencia, se construyó un convento sólo para este fin, la Casa de las Arrepentidas (1345).

Pero como cabe suponer, estos encierros obligatorios no eran muy populares entre las prostitutas, ya que a la imposibilidad de salir a la calle se le sumaban los sermones y charlas religiososas a las que eran sometidas, por lo que intentaban por todos los medios librarse de estos encierros, aduciendo toda clase de excusas, cuando no, huyendo de la ciudad durante estos días.


El nacimiento del burdel valenciano

Todo parece indicar que fue bajo el reinado de Jaume II 'el Just' cuando se mandó concentrar los burdeles en la zona conocida como pobla de Bernat Villa, un arrabal situado en la zona extramuros de la ciudad próximo a la morería.

Uno de los primeros documentos que atestiguan la existencia de esta zona de burdeles data del año de 1321, en el cual se hace mención a la prohibición de que las prostitutas pudiesen exhibirse fuera de este arrabal en determinados días festivos.

Con estas medidas las autoridades locales buscaban proteger a los jóvenes y a las mujeres honradas de la presencia perniciosa del mundo marginal asociado a la prostitución.

Pero con la ampliación del recinto amurallado en el 1356 toda esta zona quedó englobada dentro de la ciudad, por lo que las autoridades se vieron obligadas a tomar ciertas medidas para aumentar el control y la seguridad del arrabal, así que en el año de 1444 se optó por rodearlo de muros y habilitar sólamente una única puerta de acceso al recinto, vigilada por las autoridades locales.

El ambiente...

Este poblado estaba constituido por hostales y pequeñas casitas que eran subarrendadas a las prostitutas. Las casas de un sólo piso presentaban un aspecto pulcro y coqueto, sus fachadas estaban adornadas con flores y farolillos de colores, además en su interior podían contar con pequeños patios o huertos, donde en las cálidas noches de verano, al olor de los árboles frutales, se celebraban alegres reuniones de lo más subidas de tono.

Tabernera, por Joan Mundet
Las prostitutas, vestidas con sus mejoras galas y bellamente maquilladas, esperaban a sus clientes sentadas frente a los porches de estas casitas, enumerando sus encantos y habilidades a todo aquel visitante que se atrevía a internarse en esta ciudad del pecado.

Y al igual que hoy en día uno puede pasear por el Barrio Rojo observando a las mujeres en los escaparates, hace más de 600 años uno podía paserase por este barrio valenciano observando a las prostitutas sentadas en los porches de su casa esperando atrapar algún cliente bajo sus encantos, por lo que estas mujeres públicas también eran llamadas 'fembres de cadira' (mujeres de silla).

Y es que la fama mundial que alcanzó esta mancebia fue porque en ella podías satisfacer todo tipo de placeres, y no sólo carnales, los visitantes podían disfrutar de todo tipo de espectáculos: canto, bailes, rifas, juegos de naipe, ... todo era posible en esta ciudad del vicio y de divertimento.

El alemán H. Münzer describía el ambiente nocturno por 1494: “Es también su costumbre el pasear tarde por las calles, hasta bien entrada la noche, hombres y mujeres en tal cantidad que parece una feria. Y, sin embargo, nadie es ofendido por otro. Si no lo hubiese visto con mis compañeros y en compañía de los ilustres mercaderes de Ravenburg, difícilmente lo hubiera creído. Asímismo, las tiendas de comestibles están abiertas hasta media noche, de forma que en cualquier hora puedes comprar todo”.

Sólo unos pocos años después, el cronista oficial de los viajes del rey Felipe el Hermoso, Antoine de Lalaing también nos hacía una magnífica descripción de la mancebía valenciana:

“Después de cenar, fueron los dos caballeros conducidos por algunos caballeros de la ciudad a ver el lugar de las mujeres públicas, el cual es grande como un pueblo pequeño, y cerrado todo alrededor con muros y una sola puerta. (...)  En este sitio hay tres o cuatro calles llenas de pequeñas casas en cada una de las cuales hay muchachas muy ricamente vestidas de terciopelo y de seda, y habrá de doscientas a trescientas mujeres. Tienen sus casitas adornadas y provistas de buena ropa. Allí hay tabernas y casas de comidas. Por el calor no se puede allí ver bien de día, y hacen de la noche día: porque están sentadas en sus entradas, con una hermosa lámpara colgada encima de ellas, para verlas con más facilidad".
- Antoine de Lalaing, señor de Montigny, 1502.


El acceso a la mancebía

El burdel estaba abierto todo el año, la hora de mayor ajetreo era al atardecer, cuando los hombres al volver de sus trabajos pasaban por la mancebía a pasar un rato de ocio y divertimento. Sólo en determinadas festividades religiosas se prohibía ejercer a las prostitutas, pero incluso los domingos estaba permitida la prostitución, la única restriccción era respetar el horario de misas.

Por otro lado, el acceso a la mancebía estaba abierto para cualquier visitante, siempre que fuese cristiano, ya que una de las reglas más estrictas que existían en torno al funcionamiento de la mancebía era la prohibición de que judíos o musulmanes tuviesen contacto físico con meretrices cristianas. Saltarse esta norma podía conllevar penas muy duras, desde el pago de fuerte sumas económicas hasta la aplicación de la pena capital en alguno de estos casos.

Aunque para comprender el grado de profesionalidad que alcanzó la mancebía valenciana retomanos la crónica de Antoine de Lalaing que nos cuenta:  “Y delante de la puerta hay levantada una horca para los malhechores que pudieran entrar dentro. En la puerta un hombre encargado de ello quita los bastones de los que vayan a entrar dentro, y les dice si les quieren entregar su dinero, si lo tienen, que se les devolverá a su salida, sin pérdida alguna. Y si, por casualidad, si teniéndolo no lo entregan, y se lo roban durante la noche, el portero no es responsable de ello."

Es decir, podemos ver como una de las principales preocupaciones de las autoridades era asegurar la protección del visitante, tanto la física, con la prohibición de entrar armado, como la económica, evitando que los numerosos rufianes y ladrones que habitaban en la mancebia esquilmasen toda su fortuna a algún incauto viajero.


Taberna medieval.
La sanidad

Además los 'jurados de la ciudad' eran los encargados de velar por cumplir una serie de normas básicas como realizar revisiones médicas periódicas a las prostitutas, cobrar los impuestos de hosteleros y taberneros, mantener el orden dentro sus límites, etc....

Así varios testimonios nos relatan el empeño de las autoridades en proteger la mancebía de cualquier tipo de brote de enfermedad contagiosa. El embajador veneciano Sigismondo di Cavallli relata: 

La Ciudad les paga cuatro médicos…y cada sábado ordinariamente las deben visitar a todas y preocuparse de la salud de cada una y si encuentran alguna con algo malo, la ponen en cierto lugar aparte y la cuidan con grandísima diligencia”.

Además era tanto el celo de las autoridades en evitar la propagación de enfermedades, que incluso una vez que la prostituta estaba curada de alguna de estas dolencias se le prohibía de nuevo ejercer la prostitución, por lo que a estas mujeres pasaban a ejercer en la clandestinidad.


Hostaleros y proxonetas: La cara masculina de la mancebía valenciana

Pícaro, obra de Joan Mundet
Los hostaleros (y hostaleras) tenían una importancia capital en el buen funcionamiento de la mancebía, ya que no sólo se encargaban de suminstrar comida y bebida a sus numerosos visitantes, sino que también estaban obligados a proporcionar alojamiento y manutención a las prostitutas bajo su cargo, así como responsabilizarse de sus cuidados médicos, vigilar su conducta o procurarles cualquier bien que las meretrices necesitasen.

Las autoridades vigilaban por su parte que los hosteleros no abusasen de esta posición de privilegio respecto a las meretrices a su cargo, por lo que prohibían los precios abusivos de manutención o los endeudamientos excesivos.

También estaba la figura del proxoneta, denominado en la época con el término de rufián, encargadados del cuidado y de la protección de la prostituta, muchas veces proporcionándoles ellos directamente los clientes, aunque claro! todo esto a cambio de embolsarse la mayor parte de las ganancias.

Y aunque normalemente asociamos a estos rufianes con las clases sociales más bajas, hombres que vivían bajo régimen de concubinato con la misma mujer que horas más tarde explotaban sexualmente, también encontramos proxonetas entre nobles y comerciantes.


La otra cara de la prostitución: miseria y explotación sexual

Pero no hay que engañarse, la vida de estas mujeres públicas estaba celosamente controlada y vigilada tanto por las autoridades civiles como por los proxonetas o taberneros, que sólo veían en las prostitutas una mera mercancia para ganar dinero.

Además su salidas fuera de los muros de la mancebía muy pronto fueron controladas y restringidas, estando obligadas a solicitar licencia para poder salir y siendo sancionadas si no volvían antes de la hora de cierre de las puertas.

Por lo que desde tiempos de Fernando el Católico aparecerán ordenanzas (1488) que impongan dichos controles:  “Que las mujeres que vivan de ganancias vergonzosas no puedan permanecer ni habitar en ningún lugar de la Ciudad, excepto en el lupanar. Y que ningún oficial pueda darles o concederles licencia bajo las penas impuestas aquí”.

La actriz Lucía Jiménez en el papel de la
tabernera y ex-prostituta 'La Lebrijana'.
en la serie 'Alatriste'.
Para mayor estigmación social las autoridades las obligaban a lucir determinadas prendas cuando salían de los muros de la mancebía, señalando su condición de mujeres públicas, y prohibiéndolas vestir con ropas de abrigo como capas, pieles, o vestidos con adornos que sólo estaban permitidas a mujeres de buena honra.

Es decir, a pesar de la buena fama y reputación de las prostitutas valencianas, tanto por su belleza o por la riqueza de sus ropaje, sólo unas pocas, las más bellas o las más habilidosas lograban escapar de ese submundo; ya que la mayoría de ellas eran apenas niñas o adolescentes cuando entraban en este sórdido mundo, la gran parte de ellas empujadas por la miseria, otras muchas captadas a través de engaños o raptos, incluso no faltaban casos donde eran los propios familiares (maridos, padres, ...) quienes las empujaban a este mundo.

Su esperanza de vida estaba muy por debajo de la media, y a pesar de la supuesta paz social que existía dentro del burdel, no hay que olvidar que estaban expuestas a abusos de todo tipo desde endeudamientos de por vida a palizas, violaciones, peleas, riñas, enfermedades....

Es decir el mundo de la prostitución estaba íntimamente ligado al submundo de la criminalidad, por lo que estos burdeles, hostales y tabernas eran lugar de encuentro de todo tipo de malhechores, un lugar donde salvaguardarse del brazo de la justicia, que pocas veces se atrevía a internarse en ese tipo de barriadas.

Por lo que parece claro que para satisfacer la enorme demanda de la ciudad tuvo que existir un próspero negocio de "trata de blancas" donde mujeres llegadas de todos los reinos europeos se vieron obligadas a ejercer dicha profesión.


De putas a monjas: La reinserción social

Pero a pesar de que la Iglesia aceptaba el papel social de la prostitución eso no significa que no dedicase bastante esfuerzos en intentar apartar a las mujeres de este estilo de vida licencioso. Así sabemos que muchos párrocos dirigían sus pregones y sermones a estas mujeres, especialmente aquellos días de más recogimiento, como Semana Santa o las fiestas dedicadas a la Virgen, conminándolas a un cambio de vida, también dedicaban partes de sus colectas parroquiales en ayudas a este grupo social.

Por lo que tanto los poderes civiles como eclesiásticos brindaban a las meretrices la oportunidad de reintegrarse en la sociedad: tal es así que incluso el muncipio destinaban una parte de sus ahorros en dotar de recursos económicos a aquellas mujeres que realmente habían mostrado signos de arrepentimiento (proporcionado la dote de la mujer en caso de matrimonio).

"Amantes", fresco de Albrecht Altdorfer.
1530, Museo Budapest
Y la mejor forma de reintegración era hacerlo a través del Convento de las Arrepentidas, un convento destinado a acoger a todas aquellas mujeres decididas a abandonar su profesión, por lo que una vez superado el período de prueba se les ofrecía dos posibilidades: o el matrimonio civil o el matrimonio con dios.

Pero no debemos engañarnos, los casos de reinserción debieron ser bastante escasos. Por un lado tenemos los mismos condicionantes sociales: ya que su aislamiento social, su estigmatización, su pobreza, las deudas contraídas con taberneros y rufianes, y la costumbre de llevar ese estilo de vida desde muy pequeñas hacen la posibilidad de reintegración muy escasa. Por otro lado, el paso por el Convento de las Arrepentidas no tenía que ser nada sencillo, ya que mujeres acostumbradas a llevar un estilo de vida bastante libre tenían que amoldarse al régimen de vida austero y restrictivo del interior del convento, teniendo que permanecer, como mínimo, un año en completa reclusión para lograr su reinserción a ojos de dios.

El fin de la mancebía

Con la entrada del siglo XVII se da el inicio del fin de las mancebías y los burdeles municipales.  Ya una Real Pragmática de Felipe IV en 1623 ordenaba el cierre de todas mancebías del reino. Aunque no fue nada fácil acabar de un plumazo con una tradición de más de 300 años, por lo que habrá que esperar hasta finales de siglo, con Carlos II como regente, para ver como se imponía definitivamente el cierre de las macebías públicas.

Los motivos de su cierre son varios y de diversa índole, donde confluyen motivos sociales, políticos, religosos e ideológicos: aunque el ataque enconado de las nuevas instituciones eclesiásticas surgidas tras el Concilio de Trento (1545-1563), como la de los jesuitas fueron fundamentales para su cierre definitivo.

Como es de suponer, todas estas medidas emprendidas contra la prostitución no lograron acabar con ella, ni siquiera atenuarla, simplemente los prostíbulos se extendieron por toda la ciudad y los controles de las autoridades sobre la salud y las condiciones de las prostitutas desaparecieron.

Aún así, la leyenda de Valencia como una de las ciudades más viciosas y lascivas siguió estando muy vigente durante los siglos posteriores, y es que, según cuentan los rumores, el propio Giacomo Casanova afirmó tras una visita a los prostíbulos de la ciudad del Turia: "Nunca he visto ni he vivido en una ciudad tan lasciva y hedonista como la Valencia de los Borgia".



 Bibliografía

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[En Internet]

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http://www.lasprovincias.es/valencia/prensa/20061110/ocio/mancebia-valencia-foral_20061110.html

 http://franciscojaviertostado.com/2013/04/08/edad-media-de-oficio-prostituta/

 http://personal.us.es/alporu/histsevilla/prostitucion_publica_justificacion.htm

http://personal.us.es/alporu/histsevilla/burdeles_reglam.htm