domingo, 10 de enero de 2016

Moral sexual romana IV: El desnudo

Moral sexual romana:
- Parte I: Los besos
- Parte II: La virginidad
- Parte III: La infidelidad
- Parte IV: El desnudo

---o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o---

En este capítulo nos adentraremos en el significado del desnudo físico para los ciudadanos romanos  ¿Qué actitud tenían ante el desnudo? ¿Una mujer se podía mostrar desnuda delante de su marido? ¿Cómo fue evolucionando el concepto de desnudez dentro de la moral romana?

Por cuestión de tiempo y espacio dejaremos aparte el análisis de las representaciones artísticas del desnudo, aunque lógicamente realizaremos algunas menciones específicas que nos ayuden a comprender algunos de los aspectos comentados.

Lo primero que hay que apuntar, que en el caso de la sociedad romana, estamos hablando de una cultura que pervivirá durante más de un milenio, por lo que sus conceptos morales variarán a lo largo del tiempo. Así aunque parezca una obviedad es importante señalar que la mentalidad (y la moralidad) del ciudadano romano variará enormemente a lo largo de todos estos siglos, por lo que hemos decidido hacer una división por períodos, algo genéricos, pero donde pretendemos que queden bien reflejados estos cambios en la moral de los habitantes de la ciudad del Tíber.

Nuestro primer apunte sobre la moral sexual romana relativa a la desnudez nos servirá para romper algún tópico... aunque los romanos no mostrasen ningún tipo de vergüenza ante un cuerpo desnudo, esto no quiere decir que se exhibiesen públicamente.

Además la sociedad romana tuvo unas normas morales muy estrictas en la esfera pública, ya vimos en el post dedicados a los besos, como una muestra de cariño hacia su mujer en un lugar público le costó el puesto a un senador. Pero en cambio, en la esfera privada el ciudadano romano gozó de gran libertad, por lo que pudo dar rienda suelta a los vicios, modas o gustos más atrevidos.

Mural de Pompeya de Venus Anadiomena

En cuanto a las representaciones artísticas, simplemente apuntar que desde tiempos prehistóricos casi todas las sociedades y culturas han proyectado su visión del hombre a través de la representación del cuerpo humano, una visión muy vinculada a su propia cosmovisión del universo y la posición del hombre en él.

Por lo que la creación de las imágenes artísticas, desnudos incluidos, responden a una serie de relaciones de poder, donde las clases gobernantes reflejan su ideología imperante. Es decir, la representación del desnudo en el arte tiene un claro componente ideológico, que puede albergar tanto un componente positivo (representación de héroes o dioses míticos) como negativos (esclavos o guerreros vencidos).

En este caso, también nos gustaría extirpar otro falso tópico, ya que aunque existió cierta permisividad respecto a la representación de desnudos, la mayoría de las veces, éstos no tenían por qué tener una carga erótica, simplemente representan un elemento ornamental más o estaban asociados a una serie de valores.

Como bien señala Luz Neira en su estudio sobre los desnudos en los mosaicos romanos, por regla general, el desnudo femenino exaltará la belleza, la carnalidad y el erotismo; mientras que el desnudo masculino se asocia a ideas como la determinación, la fuerza y el poder.


Parte I: La pudicitia romana: Los valores de la antigua República.

Claudio como Júpiter.
Cubierto por  una toga
El desnudo masculino

Una de las principales diferencias de la cultura romana frente a la griega fue que los latinos conservaron un sentido más estricto del carácter sagrado de la desnudez. Este hecho queda reflejado en la representación de los desnudos masculinos en el arte. Mientras que el arte griego está repleto de ejemplos de esculturas de jóvenes atletas o héroes desnudos, el arte romano mucho más sobrio y pudoroso cubría los cuerpos de sus ciudadanos más ilustres con uno de sus símbolos más representativos... la toga.

Por otro lado, la Roma republicana siempre rechazó la introducción de los juegos atléticos griegos, ya que consideraban que era un culto al cuerpo gratuito, una exhibición innecesaria, que además incitaba a la pederastia. Roma prefería entrenar soldados para la guerra que púgiles para espurias exhibiciones, así Tácito se preguntaba ¿Qué ventaja había en quedarse desnudo para luchar en combates estériles sobre el servicio de las armas?

Este pudor itálico parece provenir de tiempos antiguos, Plutarco nos dice que para los primeros romanos era vergonzoso exponer sus cuerpos a los más jóvenes, este hecho parece quedar demostrado en que desde los etruscos la práctica de ejercicios se realizaba cubriendo genitales y nalgas mediante una especie de calzón, denominado subligaculum.

El calzoncillo romano era una especie de pañal que cubría los genitales
y parte del vientre, siendo sujetado por un cinturón.
Esta prenda utilizada en principio sólo entre las clases populares (esclavos y plebeyos) por motivos prácticos a la hora de trabajar, pronto fue adoptada por soldados y gladiadores, hasta acabar extendiéndose al resto de la sociedad.

Por lo que parece probable que desde muy pronto la representación de la desnudez tuvo connotaciones negativas en la sociedad romana, imágenes asociadas a los guerreros vencidos y a la esclavitud, ya que normalmente los esclavos eran vendidos completamente desnudos.

Este concepto quedó reflejado en la opinión de algunos filósofos y escritores así Quinto Ennio pensaba que "la exposición de cuerpos desnudos de los ciudadanos es el principio de la vergüenza pública", incluso Catón se avergonzaba de bañarse en presencia de su hijo, la misma idea que refleja el escritor Valerio Máximo que dijo que la moral romana prohibía a los hombres de la misma familia bañarse juntos ya que "ha de concederse tanto respeto a los vínculos de sangre y de parentesco como a los mismos dioses inmortales".

El desnudo femenino

Mosaico 'Triunfo de Neptuno'
Museo del Bardo. Túnez.
En cuanto a la consideración del cuerpo desnudo de la mujer, hay que diferenciar entre las distintos tipos de mujeres existentes en la sociedad romana: por un lado, tenemos a las matronas romanas, mujeres cuyo virtud era sagrada y por lo tanto su desnudez siempre estuvo marcado bajo la idea de la "pudicitia". Por otro lado, tenemos a las esclavas o las libertas, cuyo cuerpo no dejaba de ser un objeto propiedad de su amo, por lo que su cuerpo, desnudo o no, no tenía mayor consideración.

Así vemos como una moral estricta protegía la desnudez de la mujer romana, tal era así, que durante este período se mantuvo la prohibición de hacerle el amor a tu mujer a la luz del día (con la única excepción del día posterior a la boda) así como iluminar el acto sexual mediante el uso de candiles o lucernas.

Plutarco defiende esta hecho debido al profundo respeto que un marido dispensa a su esposa, respetando el pudor y no tratándola como a una cortesana.


Parte II: El descubrimiento del cuerpo. Roma conquista el mundo.

Pero todo esto no nos debe hacer olvidar que la presencia de cuerpos desnudos o semidesnudos en la sociedad romana era habitual y aceptada, especialmente a partir del dominio mediterráneo de Roma, que traerá la llegada de las corrientes filosóficas y morales griegas.

El triunfo de Roma trajo consigo un cambio en la moralidad de la sociedad romana, los antiguos romanos se entregan al culto a la belleza, al cuerpo y al erotismo.

Pintura mural.
Villa de los Misterios, Pompeya.
Así durante el primer siglo del Imperio encontraremos  los mejores ejemplos de este cambio de moralidad y esta nueva concepción del cuerpo desnudo. Incluso se puede hablar de una abundancia de imágenes erotizadas, sólo hay que darse un paseo por las calles y casas de Pompeya para descubrir la naturalidad del desnudo y del erotismo en la sociedad romana del siglo I d.C.

Además hay que apuntar que este tipo de imágenes no sólo estaban en lugares públicos como termas o prostíbulos, sino que también las encontramos dentro de las villas, en estancias abiertas a la recepción de visitantes. Tal vez el mejor ejemplo sean los frescos de la Villa de los Misterios que nos hablan por un lado, de la pasión por retratar los cuerpos semidesnudos; y por otro, de la naturalidad con la que estos temas se representaban.

Otro ejemplo lo encontramos en las termas, donde acudían y se entremezclaban gente de toda clase y condición. Este nuevo culto al cuerpo queda muy bien reflejado en algunos de los Epigramas de Marcial que permiten intuir el ambiente reinante en estos baños públicos, cargado de miradas lascivas y deseos eróticos, un ambiente donde incluso se podían mezclar hombres y mujeres (se conoce la existencia de termas mixtas en Roma), y donde aquellos mejores dotados presumirían de su virilidad y donde el flirteo sería la principal diversión dentro de estos baños.

Ten cuidado, curioso
Nos miras fijamente, Filomuso cuando nos bañamos y luego preguntas que por qué tengo unos esclavos imberbes que la tienen como Príapo. Contestaré sin rodeos a tu pregunta: Les dan por culo a los curiosos, Filomuso.
- Marcial XI, 63


Los honores de rigor
Cuantas veces, Flaco, oigas en los baños públicos un aplauso, has de saber que la verga de Marón está presente.
- Marcial IX, 33

Como apunta Jean-Noel Röbert esta abundancia de imágenes mantenía "el fantasma erótico en la mente de los romanos". El descubrimiento del cuerpo fue sin duda una de los ritos amorosos que más anhelaban los romanos, posiblemente porque fue una de sus más interiorizadas prohibiciones de época republicana. Así el gran poeta Ovidio aconsejaba a la mujer no dejar que la luz de la luna entrase por la ventana y donde el poeta Propecio se lamentaba amargamente que su mujer le obligase a "entregarse a sus arrebatos entre tinieblas (ya que) sería profanar a Venus"

El desnudo femenino

A pesar de esta abierta sexualidad de la sociedad romana imperial e incluso con su tolerancia en exhibir la desnudez en público hay un tabú que paradójicamente se mantiene en este época... una mujer honrada nunca debía mostrarse completamente desnuda ante su pareja.

Mosaico. Leda y el Cisne.
La causa de este tabú puede tener diferentes explicaciones, aunque seguramente tenga un poco de cada una de ellas: por un lado, se especula que se deba a un pudor ancestral muy arraigado en la sociedad latina, aunque también es probable que el motivo sea algo más fútil como ocultar a la vista del amante algún 'defecto' físico, también están aquellos que lo achacan a una cuestión de estatus social, ya que es más propio de las meretrices quedarse completamente desnuda ante un hombre. Por último, también podemos apuntar que esa actitud de ver y esconder, no deja de ser un juego para envolver al encuentro de un halo de misterio y sensualidad añadida.

A pesar de lo dicho, es importante señalar que en esta época las mujeres van a lograr emanciparse de la rígida tutela masculina, que irá acompañada de una conquista de su propia sexualidad y donde la desnudez de la mujer se convierte en un avance más para sus libertades.

Esta nueva moralidad de la mujer romana queda muy bien reflejado en este pasaje de Ovidio:

La Siesta

 “He aquí que llega Corina, vestida con una túnica sin ceñir, su cabellera peinada en dos mitades cubriéndole el blanco cuello (…)

Le arranqué la túnica, aunque por lo fina que era apenas suponía estorbo; ella sin embargo luchaba por taparse con la túnica; y luchando como si no quisiera vencer, fue vencida, más sin dolerse de su rendición. Cuando quedó erguida sin vestiduras frente a mis ojos, en ninguna parte de todo su cuerpo encontré defecto alguno; ¡qué hombros!, ¡qué brazos tan hermosos vi y toqué!, ¡cuán a propósito era la forma de sus senos para apretarlos!, ¡qué liso su vientre bajo el terso pecho!, ¡qué anchas y estupendas sus caderas!, ¡qué juvenil su muslo!

¿Para qué contarlo todo minuciosamente?: nada vi que no fuera digno de elogio, y desnuda la estreché contra mi cuerpo. ¿Quién no adivina lo demás? Fatigados luego, estuvimos descansando los dos.
¡Ojalá tenga yo muchos mediodías como éste!”
- Ovidio, Amores, I, 5


Pintura erótica pompeyana.

A pesar de todo ello, la moralidad sobre la desnudez femenina imperaba de tal modo en la sociedad romana que en sus representaciones artísticas son escasos los ejemplos donde encontramos desnudos integrales.

Por regla general, tanto pubis como los senos aparecen tapados, aunque a veces de forma tan sutil y elegante que pasa casi inadvertido, un brazo, un velo o una mano tapan la visión del sexo, otras veces es la perspectiva la que impide la visión de sus partes más íntimas.

Mamillare, el sujetador de las romanas.
Incluso en las atrevidas pinturas eróticas pompeyanas, las prostitutas siempre llevan alguna prenda que impiden ver a la mujer completamente desnuda, ya sea llevando, la faja-sujetador denominada strophium o mamillare o un simple velo que les cubre el sexo.

Como bien señala Alberto Angela en su obra 'Amor y sexo en la antigua Roma' estas representaciones se pueden comparar a nuestras actuales fotos de modelos que aunque la mayoría de las veces aparecen casi desnudas son fotos más elegantes que obscenas, muy alejadas de las fotografías que podemos observar en una revista pornográfica.


Parte III: Estoicismo. Una nueva moral para un Imperio

Pero a partir del siglo II, con la difusión de la nueva moral estoica (Séneca, Plutarco,...) se pondrán en alza una serie de valores como la templanza, el autocontrol, el desprecio de las pasiones, el amor conyugal, la fidelidad e incluso la castidad... donde ya no habrá cabida para las pasiones que habían dominado los siglos anteriores... el placer y el erotismo quedarán relegados como vicios pasados.

El nuevo hombre romano aunque aún no se avergüenza del cuerpo desnudo, sí que impone una nueva concepción del cuerpo desnudo como una peligrosa fuente de corrupción moral, que ponían en peligro la integridad moral de las personas. Así por ejemplo, a partir de Adriano se prohibieron los baños mixtos en las termas, regulando la entrada de hombres y mujeres a través de diferentes horarios.
Mosaico.

No nos extenderemos mucho sobre estos trascendentales cambios, puesto que ya hemos dedicados algunos post sobre este tema. Simplemente apuntar que el hombre romano fue perdiendo algunas costumbres que naturalizaban el concepto de desnudez. La fidelidad a la esposa y la idea del amor romántico, dejaron atrás el concubinato, por lo que el marido se acostumbró a tener sexo con sólo una mujer, su esposa.  A esto hay que sumar ideas como la templanza o el autocontrol que ayudaron a difundir el concepto de la procreación sólo para concebir.

Todo esto hizo que progresivamente la aristocracia romana se autoimpusiese un cierto pudor sobre la desnudez, una vuelta a los valores tradiciones republicanos pero con una gran diferencia, el hombre había dejado de ser un pater familias que gozaba libremente de su sexualidad, ahora había escogido vivir en igualdad con su esposa y entregarse a la idea de amor familiar y la fidelidad.


Parte IV: Cristianismo. El pecado del cuerpo

Los cristianos aprovecharon estas doctrinas paganas (estoicismo, gnósticos) para articular su moral sexual. La Iglesia según se va afianzando en las estructuras del poder regulará y legislará muchos de estos componentes morales, añadiendo algunos conceptos novedosos como los sentimientos de miedo, culpa o pecado, y criminalizando algunas costumbres como la homosexualidad, el adulterio, la prostitución o el divorcio.

Adán y Eva. Catacumba de Priscila.
Así los padres de la Iglesia de los siglos IV y V como Jerónimo, Gregorio, Niseno, Juan Crisóstomo o Agustín de Hipona impondrán una moral basada en dos principios básicos: lo puro y lo impuro, sancionado de manera radical todas aquellas costumbres catalogadas como impuras.

Bajo estas premisas, el cuerpo humano, se convirtió en algo impuro, en comparación con la pureza del alma, por lo que la carnalidad pasó a ser considerada un símbolo de pecado, algo rechazable, ya que era fuente de tentaciones y deleite de los sentidos.

La representación del cuerpo en el arte paleocristiano adquirirá formas más sencillas, menos realistas, más abstractas, buscando transmitir un mensaje pedagógico, huyendo de la transmisión del deleite visual.

Esta nueva moral será difundida y amplificada porsteriormente por los nuevos representantes del Cristianismo, tales como Alberto Magno o Tomás de Aquino.






Bibliografía

Luz Neira. Desnudo y Cultura: "La construcción del cuerpo en los mosaicos romanos" (coordinación y edición). Creaciones Vincent Gabrielle (CVG), Madrid, 2013.

https://elcuerpoylaimagenenlahistoriadelarte.wordpress.com

https://menearte.wordpress.com/2015/02/03/el-desnudo-masculino-en-la-escultura-clasica-muy-diferentes-los-romanos-de-los-griegos/





7 comentarios:

  1. Querría saber si conoces cualquier libro sobre el sexo en la edad media alta y baja en la europa. Gracias.

    ResponderEliminar
  2. A pesar que tengo una amplia biblioteca personal sobre sexo en la historia, a decir verdad, la Edad Media, parece ser la gran olvidada a la hora de tratar el tema de la sexualidad, y dónde sin duda más tópicos y errores históricos se siguen dando.

    A esto creo que contribuye el amplio marco cronológico y las muy diferentes experiencias políticas que se viven a lo largo y ancho de Europa. Así por ejemplo, sí que es fácil encontrar bastante información sobre la sexualidad en la España musulmana pero casi ningún estudio sobre la sexualidad en época visigoda o en los reinos de los francos. Por lo que normalmente encuentro más información en artículos sueltos que en el libros concretos.

    Como libros consultados que te puedo recomendar están los fabulosos tomos de la Historia de la Vida Privada, con uno de ellos dedicado al período que preguntas:

    - Rouche, M.; Alta Edad Media Occidental, Historia de la vida privada

    Y por otro lado, como obra más generalista y de fácil adquisición tenemos el muy didáctico y entretenido "Historia medieval del sexo y del erotismo" de Ana Martos.

    Otro que tengo en casa es el más discutible libro de Eric Frattini "Los papas y el sexo" (Espasa Libros, 2010.), donde el rigor histórico es más que discutible, pero que sí aporta una visión muy amplia de la visión de la sexualidad a lo largo de todo el Medievo.

    Por último, si te manejas con el inglés creo que esta obra es fundamental:
    - James A. Brundage, Law, Sex, and Christian Society in Medieval Europe, University of Chicago Press, 2009;

    Imagino que cualquier experto en Edad media podrá aporte más (y mejor) información, ya que yo, por defecto profesional, estoy especializado en mundo antigüo.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Justo el libro que mencionas de Ana Martos me lo han traído los Reyes. Tengo unas ganas de empezarlo... El problema es el tiempo y mi interminable lista de libros pendientes.
      Me apunto las otras recomendaciones también.
      Un saludo

      Eliminar
  3. No sé como rengraciarte por tu disponibilidad. Creo que voy a tomar la Historia de la vida privada y el libro inglés.

    ResponderEliminar
  4. Tan solo unas palabras para felicitarte por este blog y la calidad de su contenido. Se ha convertido en uno de esos sitios de revision casi diaria para ver si hay nuevos articulos ;)

    Por otro lado, compartes la idea expuesta por Colleen McCullough en relacion a que los patricios no llevaban taparrabos debajo de la tunica por ser imposible miccionar en tal caso? Se que es una anecdota poco relevante, pero desde que lo lei hace tiempo siempre me ha despertado curiosidad, hasta el puntk de buscar indicios del mismo en las estatutas cuando visite el arqueologico de Estambul (sin exito).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perdon por el lapsus calami: donde puse tunica queria decir toga

      Eliminar
  5. me sorprende este artículo, pero es muy bueno!! felicidades por la documentación realizada

    ResponderEliminar