sábado, 11 de abril de 2015

Salas secretas en los Museos: entre el erotismo y la pornografía

Las 'Salas Secretas' de los Museos:
1.- Gabinete de Objetos Obscenos de Nápoles
2.- British Secretum, el armario 55
3.- Salas secretas y pinacotecas eróticas en la España Moderna
3.1.- La Sala Secreta del Museo del Prado
3.2.- Los gabinetes reservados de los nobles
5.- El Infierno de la Biblioteca Nacional Francesa
_____________________________________________________
Almuerzo sobre la hierba, Manet, 1863.

Arte, Arqueología y Censura: entre el erotismo y la pornografía.

 
Con esta entrada queremos realizar una pequeña reflexión sobre uno de los aspectos más polémicos del mundo del arte y de la arqueología, la línea divisoria entre arte, erotismo y pornografía; y su repercusión en la formación de 'salas secretas' en las principales colecciones de arte del mundo. Una línea divisoria que ha estado en constante movimiento desde los inicios del arte, avanzando y retrocediendo ante las imposiciones morales y/o estéticas de las diferentes culturas o ideologías imperantes.

Así a lo largo de la historia hemos visto como esta censura moral ha afectado especialmente al mundo del arte, incluyendo entre las obras afectadas algunas obras cumbres de la historia del arte universal: desde las pinturas de la Capilla Sixtina, pasado por las amputaciones de penes a todo tipo de esculturas clásicas, finalizando con la destrucción de obras de arte por ser consideradas impías u obscenas. Pero esta censura, que nos puede parecer propia del pasado, se sigue ejerciendo en instituciones tan universales y respetables como el British Museum o tan modernas e innovadoras como el Museo de Arte Moderno de París.

Sería innumerable hacer aquí una lista de obras de arte universales que se han visto afectadas por esta censura, a raíz de lo cual han pasado muchos años ocultas en salas secretas o envueltas en constantes polémicas sobre su exhibición pública: 'Danae y Zeus' de Tiziano, 'La Venus del espejo' de Velázquez, 'La maja desnuda' de Goya, 'El sueño' y 'El origen del mundo' de Gustave Courbet, 'El almuerzo sobre la hierba' de Manet, ...

Adán y Eva expulsados del Paraíso Terrenal (1425-1428), de Masaccio.
Capilla Brancacci de Florencia (Italia). 
En 1987, la recuperación de los atributos masculinos de Adán tras la restauración del fresco
provocó un pequeño escándalo. A la izquierda, antes; a la derecha, después.

Pero esta censura, no sólo se ha limitado al mundo del arte, el mundo de la arqueología, a pesar de ser una ciencia reciente, también ha estado sometida a una estricta censura en todo lo relativo a la sexualidad humana.

Así aunque los primeros estudios sobre piezas de carácter erótico albergaban ciertos rasgos de incomodidad o extrañeza, no los tachaban de obscenos, sino más bien como un rasgo singular de civilizaciones antiguas. Pero muy pronto, esta concepción "abierta" derivó hacia una concepción mucho más restringida, propia de la moral de la época, pasando a ser considerados como objetos 'impropios', incluso 'obscenos'.

Por lo que los investigadores y estudiosos de este tipo de objetos fueron duramente criticados, al considerar la comunidad científica que abordar estos temas relacionados con la sexualidad era un tema menor y sin ningún interés científico, por lo que algunas obras científicas sólo pudieron ser publicadas en editoriales dedicadas a la pornografía.

Bajo este panorama, las piezas de claro componente erótico/sexual que finalmente acababan en los museos fueron arriconándose y ocultándose en armarios o salas secretas, catalogándose bajo una nueva clasificación tipológica: objetos obscenos. Las publicaciones donde se describían estos objetos también eran de acceso restringido, incluso muchas veces sus descripciones se realizaban en latín, para mantener estas obras sólo al alcance de personas 'intelectual y moralmente' bien formadas.

     'La Venus del Espejo, Velázquez.
National Gallery de Londres.

Todo esto hizo que estas piezas tuvieran un halo de exclusividad y misterio, siendo muy codiciadas en ámbientes de coleccionistas y anticuarios, algunos de ellos, especializados en este tipo de arte. Contamos con dos ejemplos muy representativos de este tipo de coleccionistas:
- El médico George Witt quién donó su gran colección de falos al British Museum, dando origen al famoso 'Secretum' contenido en el armario 55.
- El coleccionista turco Khalil Bey, embajador de Turquía en París, quién encargó y compró numerosas piezas de arte con alto contenido erótico, siendo uno de los mayores coleccionistas de pinturas 'pornográficas', teniendo en sus manos obras como 'El baño turco' de Ingres o los cuadros de Courbet 'El origen del mundo' o 'El sueño'.

Incluso, aún hoy en día, las mayores colecciones de objetos eróticos siguen estando en manos de coleccionistas privados.

El sueño, G. Courbet, 1866.
Museo del Petit-Palase, PArís.

'Pornografía' un concepto muy museístico

Ya vimos en este blog, como la introducción de la imprenta supuso toda una revolución en la difusión de imágenes consideradas obscenas, permitiendo el inicio de una democratización de la cultura erótica y pornográfica, antes reservadas para ricos personajes que pudiesen permitirse la compra o el encargo de pinturas, esculturas o incluso libros ilustrados manualmente con representaciones de carácter erótico.

Es Walter Kendrick, en su obra precisamente llamada 'The Secret Museum' quien otorga a la palabra pornografía un origen de uso moderno, muy relacionado con el mundo de la museística, ya que es durante la excavaciones de Pompeya y Herculano y debido al gran número de piezas encontradas con connotaciones sexuales y eróticas, cuando se abre el debate acerca de lo que puede y no puede ser visto públicamente.

Figuras fálicas de cerámica. Pompeya.
El asombro según avanzaban las excavaciones ante las innumerables pinturas, esculturas, mosaicos y objetos de uso cotidiano de alta carga sexual hizo que las autoridades se planteasen la creación de un sala especial donde albergar todas estas piezas. Y aunque como veremos en próximos capítulos estas salas ya existieron en palacios reales desde el siglo XVI, es ahora, con la configuración de los primeros museos de carácter moderno cuando se crea un muro oficial entre lo que las autoridades consideran artísticamente moral y lo que no.

El primero en utilizar la palabra 'pornografía' en su uso moderno fue el historiador de arte alemán C.O. Müller, que la utilizó para definir los objetos contenidos en el Gabinete de Objetos Obscenos de Nápoles. De esta forma, incluso el Diccionario inglés Webster definía en 1864 la palabra 'pornografía' como «aquellas pinturas obscenas utilizadas para decorar los muros de las habitaciones en Pompeya, cuyos ejemplos se encuentran en el Museo Secreto».
 
Así para Kendrick es con la creación de este primer 'Gabinete Secreto' oficial cuando se funda el actual concepto de pornografía en la modernidad occidental, estrechamente vinculado al control de los límites de lo aceptado moralmente así como de lo que puede ser visible públicamente. Aunque recuerda que estos cánones morales han estado férreamente controlados y dirigidos por el hombre aristocrático occidental, quienes se alzan como protectores morales de los demás sectores sociales: mujeres, niños y clases sociales menos pudientes.

Conclusión:


El Baño turco, Ingres,
Museo del Louvre, Paris.
Así como hemos visto, estas ideas restrictivas respecto a los objetos de mayor carga erótica fueron ocultados para el gran público, y lo que es más grave, los estudios científicos relacionados con este campo, siempre fueron incompletos, llenos de tapujos y complejos, incluso se excluían estas piezas de los catálogos o trabajos generales.

Este dilema se ha visto reflejado en el acceso a la cultura y en la configuración de los actuales museos, que siguen arrastrando muchas de las consecuencias de esa moralidad 'victoriana' que impregnó las instituciones científicas y académicas, con un retraso evidente en los correspondientes estudios sobre sexualidad o en la ausencia de este tipo de objetos en las colecciones expuestas en los museos.

Este debate que podemos creer superado, no lo está tanto, sólo hace falta asomarse a la hemeroteca reciente par darnos cuenta de que no es así, y que esa línea entre arte, erotismo, pornografía y moral sigue siendo muy difusa.

Con todo ello podemos decir que el arte es un arma antigua y poderosa, muchas veces utilizada a favor de los grupos más poderosos, otras veces convertida en un arma imposible de controlar, siendo el primer bastión de la libertad, removiéndose contra el sistema y abriendo camino para la conquista de nuevas libertades.

Como bien señala Roberto Rosique en su artículo "Arte y (Post)Pornografía": "El arte no corrige prejuicios ni destruye dogmas, el arte plantea las cosas desde la libertad que le da sentido a él mismo". Y es que si los museos son el reflejo de como una sociedad observa su pasado, sus colecciones y obras expuestas también nos hablan de las actitudes culturales y morales de esa sociedad.


Bibliografía:

http://lasdisidentes.com/2012/08/12/museo-basura-urbana-y-pornografia-por-beatriz-preciado/

1 comentario:

  1. Tengo discusión respecto a la exhibición, para todo público, de objetos arqueológicos de naturaleza netamente pornográficos, sexo explícito y abusivo del placer.

    ResponderEliminar