sábado, 10 de enero de 2015

Príapo y los Carmina Priapea


Índice
Literatura Erótica Romana:
       - Príapo y los Carmina Priapea
       - Versos Fesceninos (en preparación)
       - El arte de amar (próximamente)

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Príapo, es un dios de la fertilidad de origen frigio (Asia Menor), se tienen referencias de este dios desde el siglo VI a.C. Su culto se difundió en todo el mundo helenístico, debido a la difusión de la religión dionisíaca, dando lugar a una gran actividad literaria en torno a su figura. Este culto de carácter agrario se extendió a Italia alrededor del siglo III a.C como deidad beneficiosa para la fertilidad de los campos.

 
Fresco de Pompeya. Museo Arqueológico de Nápoles.

Funciones

Dios campestre representado con enormes genitales, aseguraba la fertilidad y la buena fortuna. Príapo era el protector de los jardines, viñedos y huertos, y su estatua sirvió tanto de espantapájaros como de guardián de las divinidades. Fue considerado como el dios patrón de los marineros y de los pescadores y de las personas necesitadas de buena suerte, especialmente entre los que buscaban la satisfacción sexual. Su presencia también evitaba el mal de ojo

Príapo tenía otras múltiples facetas poco conocidas entre las que destaca la de guardián de las puertas de las mansiones rústicas, de los lindes de los campos y , sobre todo, como divinidad ctónica al relacionarse con las potencias subterráneas y ,en general con el ciclo vegetal de la fertilidad de los campos y la fecundidad de los hombres y animales.

Iconografía

Príapo. S.II d.C. Museo de Éfeso.
Su imagen fue principalmente de madera, burdamente hecha, de tamaño pequeño y desproporcionado, pero con un gran falo siempre en erección.  Príapo no parece haber tenido un culto organizado, era venerado al aire libre sobre piedras o columnas en jardines, bosques o viñedos, sólo en algunos lugares era protegido contra la intemperie con un templete o en una gruta, aunque existen testimonios de templos dedicados al dios. Por último, apuntar que su imagen también era representada en los lupanares.

La iconografía de esta divinidad se mueve de forma humorística entre lo sagrado y lo grotesco, ya que fuera de su región en Asia menor, entre los habitantes urbanos era fuente de bromas y burlas, aunque en el campo siguió manteniendo su papel de deidad protectora.

A pesar que este tipo de iconografía fue objeto de constante destrucción con la llegada del cristianismo, Príapo fue un dios con gran veneración como atestiguan el gran número de representaciones iconográficas de todo tipo que nos han llegado: desde grandes esculturas a pequeños bronces, relieves, mosaicos, pinturas parietales, terracotas e incluso gemas.

Culto a Príapo

Según la leyenda este dios fue criado en la ciudad de Lampsaco, capital de la Misia, su fuerte inclinación al vicio y al libertinaje le llevó a pervertir y seducir a todas las mujeres de Lámpasco, razón por la que fue expulsado por orden del Senado. Sin embargo, su vuelta se hizo pronto necesaria ante la enorme epidemia que asoló la ciudad, por lo que le edificaron templos y le instituyeron fiestas en su honor, en las que se cometían todo género de excesos.

En las fiestas Priapeas las celebraciones consistían fundamentalmente en comitivas que recorrían los campos hasta llegar al lugar de culto. Allí era sacrificado un asno coronado de flores, en recuerdo a su aventura con la ninfa Lotis, y  se le ofrecían frutas, granos, racimos de uvas, miel, ostras y pescados. El cortejo, compuesto de hombres, mujeres y niños, se mostraba especialmente alegre e incluso obsceno, puesto que los bailes eran acompañados por cantos de poemas que resaltaban los increíbles atributos del dios.

En Roma, su culto lejos de estos excesos dionisíacos, se simplificó, ofreciéndole en primavera una corona pintada de carios colores, y en verano una guirnalda de espigas

Culto a Príapo.


Casa de los Vettii (Pompeya)

No podemos hablar de Príapo sin hacer mención a 'La Casa de los Vettii' en Pompeya. Esta domus, perteneciente a dos libertos de éxito llamados Vettius, es una de las residencias más lujosas y famosas de Pompeya, y donde destacan sus Príapos. Tenemos una gran pintura mural que retrata a Príapo pesando su falo contra un saco de monedas, y por otro lado,  la misma casa contiene una fuente escultórica con la forma de Príapo, de cuyo falo brotaba el agua.

Fuente escultórico.
Casa de los Vettii.


La Burla en el culto de Príapo:

Príapo. Fresco Casa de los Vettii.
Mueseo Arqueológico Nacional de Nápoles.
A partir del siglo II a.C.,  coincidiendo con la difusión en Roma de su culto, es  cuando comienza a cambiar la imagen tradicional de Príapo como dios agrario y protector, ya que el racionalismo helenístico sumado al carácter práctico y burlón de los romanos, convirtieron a este dios menor en objeto de chanzas y burlas.

Siendo sobre todo a partir de época imperial cuando se desvirtua completamente el aspecto religioso de Príapo, especialmente en el ámbito urbano, generalizándose en su culto el elemento obsceno, la burla y el chiste fácil. Príapo pasa de ser considerado un dios rústico a ser un simple espantapájaros o señal de advertencia para los ladrones de huertas y campos. Es en esta época cuando se escriben los famosos priapeos. Pero como ya hemos apuntado, en las zonas rurales se siguió manteniendo un culto serio y prolongado a la figura de este dios menos fecundador, incluso siglos después de la consolidación del cristianismo hay testimonios de la vigencia de este culto agrario.


CARMINA PRIAPEA

Los Priapeos (Carmina Priapea) son una colección de poemas erótico-festivos escritos de manera anónima por algún célebre autor, ya que a pesar de su tono desmadrado están escritos con cierta elegancia. Los especialistas, teniendo en cuenta su estilo y rima, los han fechado en torno a la época del emperador romano Augusto, y se atribuyen posiblemente al círculo intelectual cercano de Mesala, quien —como otras personalidades distinguidas de la época— se mantenía ocupada con entretenimientos de este tipo.
Los poemas versan sobre  Príapo, un dios menor cuyas estatuillas rústicas y primitivas ocupaban antiguamente algún lugar en las huertas, para protegerlas de eventuales ladronzuelos, por más que gozó de la devoción de prostitutas y otras gentes de difícil clasificar.

A continuación os ofrecemos algunos de estos Priapeos:

I
Tú, que te dispones a leer las procaces chanzas de estos poemas sin pulir, desarruga ese severo ceño que iba bien al viejo Lacio. No habita en este templo la hermana de Febo, ni Vesta; tampoco la diosa nacida de la cabeza de su padre, sino el guardián de los jardines pintado de minio, de descomunal  verga, que muestra totalmente al descubierto su entrepierna. Por ellos o cubre con la túnica las partes pudendas o lee estos poemas con los mismos ojos con los que las miras.

V
La ley, que según cuentan, al zagal Príapo impuso, se encuentra aquí debajo en dos versos escrita: lo que mi huerto tiene impunemente podrás tomar, siempre y cuando lo que tu huerto tiene logre alcanzar.

VI
Aunque, como ves, soy un Príapo de madera y de madera es mi hoz, así como mi pene, te cogeré y, así cogido, toda ésta, sin dejar nada fuera, por grande que sea, más tensa que una ballesta y que una cítara, te la hundiré hasta la séptima costilla.

VII
Lejos de aquí las castas matronas: es vergonzoso que leáis impúdicos versos. Eso les importa un comino y se vienen derechas. Sin duda las matronas se regodean contemplando a gusto una buena polla.

XI
Ten cuidado no te coja. No te castigaré, si te cojo, a garrotazos, ni te produciré crueles heridas con la curva hoz: atravesado con mi percha descomunal, quedarás tan estirado que no creerás que tu culo tenga rugosidad alguna.

XVII
¿Qué tengo yo que ver contigo, inoportuno metomentodo? ¿Por qué impides que se me acerque el ladrón? Deja que venga. Se irá más ancho.

XXII
Si a robar viniesen una mujer, un hombre o un muchacho, que aquélla presente su coño, aquél su boca, éste sus nalgas.

XXIII
Para quien cortase aquí una violeta o una rosa o robase unas hortalizas o alguna fruta sin pagarla, pido que, falto de mancebo o de mujer, reviente de una erección como la que en mí veis, y que golpee en vano el ombligo sin cesar su méntula insatisfecha.

XXVIII
A ti, que tienes malas intenciones y difícilmente aguantas sin robar del huerto, te daré por culo con mi falo descomunal y si no da buen resultado este castigo, tan duro y penoso, tentaré otro agujero más alto.

IIL
Para entender por qué ves empapada la parte que me acredita como Príapo, debes saber que no es rocío, ni escarcha, sino lo que brota por sí solo cuando pienso en una lasciva mozuela.

Príapo. Museo Pio Clementino.
Museos Vaticanos.

Príapo en los Epigramas de Marcial


Autores de gran fama también cultivaron este género, así en los Epigramas de Marcial, encontramos numerosas referencias al dios Príapo.  La figura de Príapo en Marcial,se ve como una figura cómica y burda, utilizando su figura (y sus atributos) para tirar de ironía en diferentes contextos.  Se pueden catalogar seis poemas priapeos en los libros VI, VIII, XIV que podrían conformar un ciclo o serie abierta. Lógicamente, las traducciones de estos Priapeos han sufrido la censura a lo largo del tiempo, cambiando palabras de clara connotación sexual por otras de carácter más anodino, incluso en algunas ediciones hay versos y poemas enteros que se han suprimido.

 Libro VIII, XL
Ten cuidado, curioso

"·Nos miras fijamente, Filomuso, cuando nos bañamos,
y luego preguntas que por qué tengo unos esclavos imberbes que la tienen como Príapo.
Contestaré sin rodeos a tu pregunta:
Les dan por culo a los curiosos, Filomuso."


Libro III, LXXIII
 ¿Qué eres, entonces?

"Duermes con jóvenes que la tienen como Príapo,
y a ti no se te empina, Febo, lo que se les empina a ellos.
Por favor, Febo, ¿Qué quieres que yo imagine?
Me inclinaría a pensar que eres un afeminado;
pero los rumores dicen que no eres maricón.

Libro XI, LXXII
!Ya quisiera Príapo!

"Nata llama mínima a la de su amante; compardo con él, Príapo está capado."

Libro VI, LXXII
El guardían robado

"Ladrón de rapacidad muy conocidaa, un Cilico quería saquear un huerto: pero en el huerto inmenso no había, Fabulo, nada más que un Príapo de mármol. Al no querer volverse con las manos vacías, el Cilico se llevó al mismísimo Príapo."




BIBLIOGRAFÍA

Baena del Alcázar, L., Dos esculturas de Priapo, inéditas, de la Vega de Antequera, Cuadernos de prehistoria y arqueología, Nº 7-8, 1980-81 , págs. 141-150.

http://antoniomartnortiz.blogspot.com.es




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