sábado, 15 de noviembre de 2014

Pornocracia. La Iglesia bajo el dominio de dos mujeres

Es por todos sabido que acceso al trono papal siempre ha sido motivo de conspiraciones, conjuras, asesinatos incluso guerras, tampoco nos sorprenderá saber que algún escándalo sexual sacudiese el trono de San Pedro cada cierto tiempo.

Aunque lo que vamos a descubrir en este blog es que estos escándalos no fueron casos aislados, el Vaticano estuvo continuamente ocupado por hombres que no pudieron dejar a un lado sus pasiones más humanas: hubo Papas casados, otros fueron abiertamente homosexuales, contamos con numerosos casos de Papas hijos de sacerdotes e incluso de Papas hijos de otros Papas, y como el papado es una institución tan humana como cualquier otra, veremos reflejadas todas las condiciones del ser humano en este trono: fetichistas, pederastas, proxonetas, violadores, sádicos y masoquistas.


Asómate por la mirilla de la historia y descubre los períodos más oscuros de la Iglesia Católica...


LA PORNOCRACIA

El período conocido como Pornocracia es un claro ejemplo de todo esto, el Papado estuvo bajo el poderoso influjo de dos seductoras mujeres, Teodora y Marozia, madre e hija, durante más de 50 años (desde la consagración de Sergio III en el 904 hasta la muerte de Juan XII, nieto de Marozia, en el año 963), pasándose a conocer este período también como el “gobierno romano de las cortesanas”, o como “reinado de las prostitutas”, y donde hasta 12 pontífices estuvieron vinculados directamente a las maniobras y conspiraciones de estas dos damas, de los cuales dos habían sido estrangulados; uno, asfixiado con una almohada; cuatro, destituidos, y de estos cuatro, dos o tres, envenenados.

Ilustración de Milo Manara

Teodora

La historia de la pornocracia comienza con la ambiciosa Teodora, mujer de gran belleza que no dudó en utilizar su inteligencia pero también su cuerpo para aupar a su poderosa familia al trono papal. No contenta con ello, enseñó a sus hijas, Teodora y Marozia, todas sus artes amatorias para continuar y asegurar el linaje familiar. Asesinatos papales, envevenamientos, orgías, tríos, incesto son algunas de las palabras que definen este Saeculum obscurum de la Iglesia Católica.
 
Teodora la Mayor fue la ambiciosa mujer del noble Teofilacto, cónsul y administrador de los Bienes Papales que dirigía desde el Castillo de Sant Angelo los asuntos papales. Las hijas de esta dama son un claro reflejo de su ambición política: Teodora la Joven fue fruto de su relación con su primer marido, Teofilacto; Marozia, nació de su relación con el papa Juan X; y Sergia fue hija de otro papa, Sergio III.

Papa Sergio III
Sergio III, el amante de Teodora y Marozia.

El acceso al pontificado de Sergio III (904-911) fue posible gracias a los tejemanejes de Teodora quién convenció a su marido Teofilacto  y al noble Alberico de Spoleto en apoyar al futuro papa Sergio III; acercando a las familias aristocráticas romanas al poder papal. Además las malas lenguas insinúan que Teodora se valió de sus artes amatorias para afianzar esta alianza, manteniendo relaciones con los tres protagonistas.

Sergio III inicia uno de los períodos más corruptos y oscuros del Vaticano, un período donde los Papas se caracterizaron por su lujuría y sadismo. Sergio III fue conocido como “esclavo de todos los vicios” por sus cardenales, y llegó al poder tras el asesinato de su predecesor. Gobernó Roma como un auténtico señor feudal y fue protagonista de uno de los casos más escabrosos de la Iglesia Católica el segundo juicio al cadáver del papa Formoso.

En el 908  se concertó el matrimonio del duque de Spoleto, de 42 años, con la hija mediana de Teodora, la bella y sensual Marozia, que con sólo 14 años ya era una experta en las artes amatorias y que pronto se convirtió en la nueva amante del Papa, con el que tuvo un hijo, el futuro papa Juan XI.  Cuenta la leyenda que Teodora instruyó a su hija en las artes amatorias mientras ambas compartían lecho con el papa Sergio III.

A la muerte de Sergio III, le sucedieron dos papas impuestos por Teodora y Marozia, sus pontificados fueron bastante efímeros: Anastasio III (911-912) más centrado en su labor religiosa que política y Landón (912), hijo de un noble lombardo, al que se le supone amante de los jovencitos y que pronto cayó asesinado, seguramente en un trama urdida por su sucesor, Juan X (amante de Teodora y supuesto padre de Marozia)

Liutprando de Cremona, en su obra 'Antapodosis'  acusa directamente a Teodora de estar detrás de esta nueva trama: "Teodora, como una perdida, temiendo que le faltarían oportunidades de acostarse con su galán [Juan X], le forzó a abandonar su obispado [de Rávena] y se apropiara —¡oh, crimen monstruoso!— del papado de Roma"


Marozia

Grabado de Marozia.
A pesar de sus conocidos escarceos amorosos con el anterior Papa, Marozia seguía felizmente casada con Alberico I, con quién tuvo un segundo hijo.

El acceso al papado de Juan X coincide con el declive del poder e influencia de Teodora (muerta en 928) y el auge de Marozia y su marido Alberico I quién comandando un ejército conjunto logró expulsar a los musulmanes de suelo italiano en la batalla de Garellano (915).

Las luchas de poder entre el Papa (que resultó ser un papa bastante ambicioso e independiente)  y Alberico I, convirtieron Roma en un hervidero de luchas de poder, conspiraciones, ambiciones y rencillas, sobre todo cuando el emperador nombrado por el Papa, Berengario, fue asesinado a puñaladas mientras escuchaba misa. Alberico I, frustrado ante la negación del papa de nombrarle emperador, intentó deponer al papa, aunque fracasó estrepitosamente, por lo que fue apresado y descuartizado.

La venganza de Marozia.

Marozia que fue obligada a ver el cuerpo de su marido mutilado, urdió una terrible venganza. Lo primero que hizo fue contraer matrimonio con Guido de Toscana, que bajo el influjo de su nueva esposa se dirigió a Roma y obligó a deponer a Juan X, siendo encarcelado en las mazmorras de Sant Angelo y muerto en extrañas circunstancias al poco tiempo.

A pesar de la influencia de Marozia entre la curia romana, no logró su objetivo de colocar en la silla de San Pedro a su hijo bastardo. Aunque casualmente los papas elegidos por la curia fueron cayendo muertos en extrañas circunstancias, León VI (928) murió envenenado y su sucesor Esteban VII pereció en similares circunstancias (930). Finalmente, Marozia consiguió lo que tanto había anhelado, el nombramiento de su hijo como sumo pontífice de Roma, bajo el nombre de Juan XI.

Papa Juan XI, hijo de Marozia.

Juan XI, pasará la historia por ser uno de los peores papas que halla sufrido la Iglesia católica, su lujuría y depravación le valieron ser conocido como "el Tiberio de San Pedro", corriendo todo tipo de historias sórdidas sobre su mandato: el secuestro y violación de una madre y sus dos hijas que vinieron a rendirle sus respetos; el mantenimiento de un prostíbulo masculino para el disfrute de suyo y de sus amigos cortesanos.

El fin de la pornocracia.

Boda de Marozia con
Hugo de Arlés.
Las ansias de poder de Marozia, al igual que su madre, parecen no tener fin, ya que tras la muerte de su segundo marido, Guido de Toscana, decide casarse con hermanastro de éste, Hugo de Arlés, rey de Provenza, consiguiendo para ello la anulación de su vigente matrimonio, con el claro beneplácito del Papa Juan XI.

El nuevo matrimonio se celebra en el 932, provocando que el hijo mayor de Marozia, Alberico II vea peligrar su fortuna y sus aspiraciones políticas, por lo que acusa a su madre de violar las normas de Dios con la complaciencia del propio papa. Por lo que Alberico II toma con su ejército el castillo de Sant Angelo, provocando la huida de Hugo de Arlés y capturando a su madre y a su hermano, el papa Juan XI.  Este hecho marca el fin de la pornocracia, ya que Marozia cayó en desgracia y perdió todo el poder que había mantendido desde la elección como papa de Sergio III.

Alberico II quiso establecer un período de "Papas buenos y honrados" (León VII, Esteban VIII, Marino II y Agapito II), alejados de las intrigas del poder político. Para ello, matuvo a su propia madre, durante más de 20 años, encerrada en los calabozos de Sant Angelo. A pesar de su reclusión algunas fuentes quieren sumar más conspiraciones a la pobre Marozia, ya que narran que Esteban VIII fue ejecutado por Alberico II al ser una descubierta una conspiración urdida por ella.

Muerte de Marozia

Sobre la muerte de Marozia tenemos diferentes versiones, en una de ellas muere a la edad de 63 años, cuando una vez fallecido su marido Alberico II (954), es trasladada de la cárcel a un convento donde muere poco después.

En la otra versión, algo más cruel, sucede en el año 986, Marozia contaba con más de 90 años y sus débiles huesos de anciana seguían languideciendo en la prisión. El papa de por aquel entonces Gregorio V y el emperador Otón III decidieron poner fin a su suplicio, para ello, mandaron a un obispo a exorcizarla y levantarle su pena de excomunión, una vez absuelta de sus pecados fue ahogada con una almohada.


LAS SEMILLAS DE LA PORNOCRACIA

Papa Juan XII, nieto de Marozia

Marozia no fue sólo amante de papas, sino también madre y abuela de papas. Su leyenda negra se acrecentó al hacerla responsable de los excesos cometidos por su nieto, el Papa Juan XII,  a pesar de que durante su pontificado ella siguió recluida en su prisión de Sant Angelo.
Retrato idealizado de Juan XII

Juan XII era hijo de Alberico II de Spoleto y bajo su mandato se cometieron todo tipo de excesos y perversiones, ganándose el apelativo de "el Calígula del papado", bisexual, lascivo, pervertido, voyeaur, las oscuras historias sobre su papado no tienen fin; obligaba a jóvenes nobles a tener sexo delante de la corte, disfrutaba con espectáculos de zoofilia, gastó buena parte del dinero papal en montar un prostíbulo en uno de sus palacios papales y regalando valiosas joyas a sus amantes, también se le acusó de secuestrar a peregrinas para después violarlas, incluso se le acusó de pedofilia e incesto con su propia hermana de 14 años.

El pontificado de Juan XII estuvo amenazado tanto por enemigos internos, como externos, huyó del trono de San Pedro ante el avance del Emperador alemán Otón I siendo juzgado en su ausencia. Pero ante el levantamiento del pueblo romano por la ocupación e imposiciones alemanas fue llamado para volver a ocupar su puesto, tomando terribles represalias contra los prelados que testificaron en su contra: "Luego, el apóstata regresó a Roma, derrocó a León VIII, le cortó la nariz, la lengua y los dedos al cardenal Diácono, despellejó al obispo Otger, decapitó al notario Azzo y a otros sesenta y tres miembros del clero y la nobleza de Roma".

Su muerte, acecida en el año 964, fue un claro reflejo de su vida, murió a manos de un marido celoso que lo encontró en la cama con su mujer, le asestó varias puñaladas pero como no acababa de morirse le asestó con un mazo un golpe definitivo en el cuello.

Conclusión

A pesar de los muchos períodos oscuros por los que ha pasado la Iglesia Católica, nuestras dos protagonistas, Teodora y Marozia, han sido dos de los personajes más vilipendiados en la historia; el sólo nombre de este período, Pornocracia, puede resultar bastante ofensivo.

Y es que, uno de los hechos más dolorosos para una institución tan machista como la Iglesia Católica es que, durante 50 años, dos mujeres dominaron el trono de San Pedro, poniendo y quitando papas a su antojo. Se las ha acusado de rameras, de concubinas, de incesto, de utilizar el sexo como su principal arma para controlar al Papado, cualquier cosa para desmerecer a estas dos poderosas e inteligentes mujeres, que fueron capaces de sobresalir en un mundo dominado por los hombres.

Imagen nocturna del Vaticano.
Un claro ejemplo de este pensamiento lo vemos en el cardenal César Baronio que describe a Marozia y a su madre como «vanagloriosas Mesalinas llenas de lujuria carnal, y de todo tipo de astucias para la maldad con la que gobernaron Roma, y prostituyeron el trono de Pedro para sus predilectos, favoritos y amantes».

Y es que la Iglesia nunca ha perdido la ocasión de culpar a la mujer de sus males en cuanto ha tenido la menor ocasión, mucho mejor que hacer autocrítica; y es que no se puede culpar a estas dos mujeres del comportamiento general de una curia romana totalmente corrupta e inmoral; donde la mayoría de obispos de la ciudad de Roma estaban casados; y donde las fiestas y orgías con prostitutas en el interior de los muros del Vaticano siguió siendo un hecho bastante habitual, pero eso, ya es otra historia...




Listado de Papas de la Pornocracia: León V (903 – 904), Sergio III (904 – 911), Anastasio III (911 – 913), Landón (913 - 914 sólo seis meses), Juan X (914 – 928), León VI (928 - 929 sólo siete meses), Esteban VII (929 – 931), Juan XI (931 – 935), León VII (935 – 939) [...] Juan XII (955-964)



Bibliografía:

Frattini, E.; Los papas y el sexo, Espasa Libros, 2010.

[En Internet]

http://andreumartin.wordpress.com/2013/10/21/pornocracia/

 http://greatmike.blogspot.com.es/2009/03/la-pornocracia.html



2 comentarios:

  1. Excelente entrada, muy interesante. Gracias

    ResponderEliminar
  2. Una "historia escandalosa"... en un blog muy interesante al que he de volver sin duda.
    Modestamente, adjunto la entrada que me ha inspirado, en la que se cita -como no podía ser de otra manera- su trabajo.
    Gracias, y un cordial saludo.
    Pablo

    http://pablocasasin.wordpress.com/2014/11/17/una-historia-escandalosa/

    ResponderEliminar